Tras 14 años como número dos de CiU, Duran i Lleida anunciaba esta mañana que dejaba su cargo al frente de la secretaría general del partido. El diputado nacionalista no ha querido comentar los motivos que le han llevado a tomar esta decisión, sólo ha aclarado que no ha habido ninguna discrepancia entre él y el president, Artur Mas.
Pero su larga trayectoria política lidiando con los temas candentes del momento delatan al líder democristiano y sus encontronazos con el catalán. Parece que la consulta soberanista fijada para el 9 de noviembre en Cataluña ha sido la gota que ha colmado el vaso para que Duran tire la toalla de la secretaría del partido. Pero no abandona sus cargos al frente de la presidencia de Unió ni de la portavocía de CiU en el Congreso.
Teinteresa.es recuerda algunos momentos y declaraciones en los que el nacionalista ha disentido de Mas intentando acercar a su partido a la línea del Gobierno.
– Fracaso en las elecciones
Según los expertos, las primeras señales de que Duran i Lleida podía dar un paso atrás fueron en 2012, cuando Mas convocó elecciones anticipadas conla campaña por el «derecho a decidir». El catalá perdió 12 de los 62 diputados que CiU tenía en el Parlament.
La gota que colmó el vaso fue una resolución que se aprobó por la agrupación de Convergència en Barcelona, en la que culpó al líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, del fracaso electoral de CiU, le acusó de perjudicar la imagen y la cohesión de la federación e instó a la dirección de Convergencia a tomar medidas urgentes contra Duran.
Artur Mas evitó recriminar a sus compañeros el ataque a Duran, de ahí que desde Unió amenazaron con romperlos lazos: «Si no les gusta la federación, que planteen a los órganos competentes de su partido la denuncia del acuerdo de la federación», desafió el secretario genera de Unió, Josep Maria Pelegrí. La portavoz de la formación democristiana le pidió al partido de Mas que se «preocupe por el embargo de la sede».
– El informe de agravios elaborado por el »Govern»
En octubre de 2013, la lista presentada por la Generalitat recopilando los supuestos incumplimientos del Estado con Cataluña suscitó airadas reacciones entre Mas y Duran.
El dirigente democristiano aseguró que no fue informado de la redacción del citado informe «de deslealtades». Respecto a su contenido, afirmó que los 9.375 millones de euros de deuda que contemplaba no se ajustaba a la realidad, ya que, según él, solo se pueden reclamar los 750 millones de la disposición adicional tercera del Estatut. Todo ello con advertencias directas sobre la posible ruptura de la coalición.
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, respondió a Duran que todos los miembros del Govern participaron activamente en la redacción del informe, «incluidos los de UDC». Así, Mas indicó que los 759 millones de euros forman parte de estas deudas «inmediatamente exigibles», pero las otras anualidades derivadas de la disposición adicional tercera son también deudas que Moncloa «debería asumir en algún momento».
Duran i Lleida se mostró firme en su postura. Insistió en que «sí que he dicho sobre la disposición adicional tercera, ahora y siempre, que el amparo legal sólo lo tenemos para reclamar 759 millones de euros del año 2008 por el acuerdo de la Comisión Bilateral». Aseguró a su vez que no conocía el informe de agravios, señalando que «soy el presidente de la Comisión Bilateral Estado-Generalitat y me habría parecido lógico ser consultado para redactar el documento».
Sobre la situación en el seno de CiU, dijo que la federación «es un gran invento y no sería bueno que se rompiera», aunque añadió que «defiendo su vigencia, pero no la eternidad. No hay nada humano que sea eterno», advirtió cansado.
Al día siguiente, la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, consideró una «anécdota» las críticas de Duran al Govern por no haberle informado sobre el informe acerca de los incumplimientos del Ejecutivo español. «El hecho de que seguramente yo no envié con suficiente antelación el documento a Duran lo sitúo en una anécdota». Mas dió su brazo a torcer.
– Rechazo a la »tercera vía» de Duran
La apuesta de Duran Lleida por la tercera vía confederal fue considerada como una «distracción» por CDS con su vista puesta en la independencia. El secretario de organización de CDC, Josep Rull, criticó el empeño de Duran por esta propuesta porque «los matices de Unió no ayudan a explicar a los ciudadanos la apuesta de CiU por el Estado propio».
Tras menospreciar la tercera vía, el secretario de organización nacionalista llamó a Unió a respetar el camino marcado en el programa electoral: «Los partidos serios son aquellos que cumplen sus compromisos con el electorado y no hacen reinterpretaciones», en clara referencia a las dudas mostradas por Duran con el »tira y afloja» con la coalición.
– Incluir la palabra »independencia» en el programa electoral de las europeas
La pretensión de los convergentes de incluir la palabra »independencia» en el programa de las elecciones europeas motivó una dura batalla con sus socios de Unió. «Al final se pudo arreglar quitando esa palabra y sustituyéndola por otras como »Estado propio».
– La presencia de Mas en la proclamación de Felipe VI
Uno de los principales puntos de discusión entre el president y su número dos ha sido el votar sí o no a la Ley que regulaba la abdicación de Juan Carlos I. Los dirigentes de Unió eran proclives a aceptar la norma tal y como se presentaba frente al no de los convergentes que afirmaban que no les habían consultado nada al respecto para elegir cómo se elaboraba.
Duran i Lleida era partidario de votar a favor y finalmente Convergéncia impuso su abstención. Mas contestó a Duran diciendo que se iría de viaje el día de la proclamación de Felipe VI y que no podría asistir. «Si queremos que se nos haga caso, ¿cómo no podemos asistir?», decía Duran a la prensa. Finalmente, Mas acudió al acto solemne.
A todo ello se sumaron días antes, las declaraciones del portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, diciendo que don Juan Carlos abdicaba «para mantener la empresa familiar». Inmediatamente y según fuentes cercanas, Homs rectificaba a petición de algunos dirigentes de su propio partido, que vieron otra zancadilla lanzada hacia Mas.
– La consulta soberanista
La gota que ha colmado el vaso en el matrimonio con más poder en Cataluña ha sido la consulta soberanista. “Si hay un momento determinado en que los planteamientos de CDC puedan ser insostenibles para UDC y al revés, esto podría romperse”, admitió Duran i Lleida al ser preguntado por la posibilidad de unas elecciones catalanas en las que CiU adopte un programa independentista.
“Quizá la continuidad no pueda ser tan buena en el futuro como lo ha sido en el pasado”, sentenció Duran en »Los desayunos de TVE» tras afirmar que no apoyaría ninguna consulta que nofuera acordada con el Gobierno central.
Duran rechazaría continuar con Convergència si esa consulta no puede celebrarse es convocar unas elecciones en las que los partidos se pronuncien claramente a favor o en contra de la independencia. Pero en caso de celebrarse la consulta la ruptura también es posible si la pregunta fuera solo independencia sí o no, concluyó el democristiano. «Esta opción no sería la que aglutinaría más partidos», avisó Duran.
Los sondeos ya lo vaticinaban
El barómetro político de Cataluña del GESOP ya avisó en junio a través de los ciudadanos lo que podría pasar con Duran y el matrimonio político con Mas. Así, el 43,3% consideró que la alianza se rompería (frente a un 35% que afirmó lo contrario) y el 39,6% ve bien que Duran abandone sus responsabilidades en esa coalición, contra el 16,8% que pensó que sería malo.
Los electores del PPC (el 63%) son los más convencidos de que la relación entre Unió y Convergència no perdudaría. Así lo piensan también el 35,4% de los simpatizantes de CiU. Los que menos posibilidades de ruptura atisban son los partidarios de ICV-EUiA (el 34,3% creen que se consumará la separación y el 48,6% piensan que no será así).
En cuanto al hipotético cese de Duran en la secretaría general de la federación, los votantes de la CUP (el 66,7%) y los de ERC (56,8%), es decir, los votantes que apoyan el independentismo, son quienes aplauden con mayor énfasis que el dirigente democristiano se aparte parcialmente de sus labores políticas.
Sin embargo, los votantes del PSC son los que más les dolería que abandonara el cargo (el 30,9% lo verían mal), mientras que, entre los de CiU, el 37,7% opinan que estaría bien y al 26,9% no les gustaría. El resto no responde.
En esta decisión también jugarían un papel muy importante los tiempos. En este sentido, el 43,1% de los entrevistados creen que Duran debería dimitir en junio, frente al 32,3% que opinan que tendría que hacerlo después de la consulta prevista para el 9 de noviembre (los votantes de ERC y de la CUP son quienes más prisa tienen).
En todo caso, el 41,1% de los encuestados consideran que no afectaría a la celebración del plebiscito, el 19,9% sospechan que lo perjudicaría y el 18,5% piensan que incluso lo beneficiaría.