No es la primera votación que el PP pierde en el Congreso desde Rajoy resultó investido como el presidente con menos apoyos de la democracia. Sí es la primera derrota parlamentaria con consecuencias directas.
Consecuencias económicas en primer lugar, porque a partir del 24 de marzo, sobre una multa ya acumulada de 24 millones de euros, del bolsillo de los españoles saldrán 130.000 euros cada día para pagar la multa de Bruselas a España por no cumplir la sentencia que obliga a liberalizar la estiba portuaria.
Liberalizar. Palabra maldita que incluso asusta al partido que el mes pasado decidió definirse como liberal. Ciudadanos no se ha atrevido a respaldar la reforma liberalizadora que exige la Unión Europea. El ministro de Fomento la resumió en esta frase: “Que un empresario pueda contratar libremente a sus trabajadores y que, en situación de desempleo, sea hombre o mujer, y esté donde esté, tenga la oportunidad laboral para poder acceder si tiene la cualificación adecuada”.
Sin reforma, los 6.000 estibadores conservan su régimen de monopolio tras haber rechazado la oferta del Gobierno de financiar con el erario prejubilaciones a partir de los 50 años con el 70 por ciento del sueldo, cuya media no es inferior a los 68.000 euros anuales.
La derrota parlamentaria del PP tiene también consecuencias políticas, porque el Gobierno ha comprobado que el viento que sopló en el arranque de la legislatura, ha cambiado y ya no va a ser tan fácil entenderse con el PSOE, el único partido que sus 80 escaños tiene en sus manos la gobernabilidad. En septiembre, la Gestora socialista necesitaba tiempo («Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades», escribió Cervantes). Tiempo para que Pedro Sánchez se disolviera en el olvido. Tiempo para cicatrizar las heridas de su guerra civil. Tiempo para preparar el advenimiento por aclamación de Susana Díaz a Ferraz.
Al PP también le interesaba ganar tiempo. El acuerdo era fácil con el PSOE porque estaba dispuesto a engrasarlo con más gasto: bono social, salario mínimo, incremento fiscal. Pero no todos los problemas de gobierno se solucionan con más presupuesto, ni el tiempo es la panacea de todos los males socialistas. Las dos circustancias confluían en la obligada reforma de la estiba portuaria.
Con las primarias a la vuelta de la esquina, Susana Díaz maniobra atrapada en el campo de juego que ha impuesto Sánchez con su discurso maniqueísta. Cualquier voto del PSOE en el mismo sentido que el del PP (salvo que sea para repartirse las vacantes del Tribunal Constitucional) será interpretado como connivencia con sus políticas. Y según el paradigma de Sánchez, el PSOE está para confrontar con el PP en todo tiempo, lugar y circunstancia. Aunque se trate del cumplimiento de una sentencia de la UE que no admite interpretaciones.
La votación del decreto de la estiba es la foto del momento político:
1. El PP está solo. Y más cuando se trata de adoptar decisiones difíciles.
2. Podemos está donde se le espera. Sin novedad en el frente.
3. El PSOE se recoloca donde a Susana Díaz más le interesa en estos momentos. No conviene dar munición a Sánchez.
4. Y Ciudadanos, de perfil. Otra vez protegiendo su virginidad inmaculada.
Así que, a unas semanas de que el Gobierno lleve los presupuestos generales del Estado al Congreso, la votación de la estiba augura los peores temores para la prueba del algodón que marcará el futuro de la legislatura. La abstención del PNV, después del pacto en Vitoria, garantizaría al Gobierno que no habrá una enmienda a la totalidad del proyecto que presente Montoro, pero la votación de las enmiendas se convertiría en un auténtico calvario para un Gobierno sin socios potenciales a mano.
Rajoy ha sido derrotado en un asunto importante. No deja de ser una derrota histórica. Será la primera vez que España incumple el Tratado de la UE y es la tercera vez en cuarenta años que el Gobierno no consigue convalidar un decreto en el parlamento. Rajoy ha constatado su minoría. La gobernabilidad vuelve a estar ante una encrucijada: o la votación de los presupuestos ofrece una foto distinta a la de este jueves o Rajoy pulsará el botón nuclear que le permite convocar nuevas elecciones a partir de mayo. Incluso, sin esperar a ver si el PSOE se libra de Sánchez de una vez. «Peor que no tener Gobierno es tenerlo y que no pueda gobernar», se hartó de repetir Rajoy durante los meses de bloqueo político.