La Policía Nacional ha detenido en Madrid a 29 miembros de una organización dedicada a la distribución de la metanfetamina conocida como ‘shabú’. La red obtenía la droga a través de terceros y la llevaba, incluso, al domicilio del comprador.
Según informó la Policía, 24 de los arrestados son de nacionalidad filipina, mientras que otro es guineano y otro español. Se ha llevado a cabo el registro de cuatro domicilios, en Madrid y Fuenlabrada, utilizados como puntos de venta y lugar de consumo.
Durante los registros, los ahora arrestados trataron de deshacerse de la sustancia estupefaciente arrojándola por las ventanas y el inodoro. En total se han intervenido 427 gramos de ‘shabú’; 52 terminales telefónicos; y 48 tarjetas de telefonía; dos pistolas; y diversos útiles para la manipulación y consumo de la sustancia estupefaciente.
En el marco de la operación, se llevó a cabo la detención de tres correos (personas encargadas de transportar el estupefaciente), dos de ellos enviados a Ibiza y Palma de Mallorca con intención de ampliar el mercado.
‘SELLO DE CALIDAD’
La operación se inició cuando, el pasado mes de junio, los investigadores tuvieron conocimiento de la existencia de una organización que podía estar vendiendo shabú en la zona del distrito de Tetuán (Madrid). Una vez iniciadas las pesquisas los agentes identificaron a los distribuidores de la sustancia estupefaciente, entre ellos al principal responsable de la trama.
La organización se dividía en grupos de distribución, que se encargaban de contactar con los proveedores de la metanfetamina para posteriormente ponerla en circulación a través de su red de intermediarios, teniendo cada uno de dichos grupos un sello que especificaba la calidad de la sustancia.
La organización contaba con seis inmuebles estratégicamente ubicados en varios distritos de Madrid, que no sólo eran utilizados como puntos de venta, sino que, además, se empleaban para manipular la sustancia estupefaciente, y también eran utilizados para su consumo.
DE 20 A 200 EUROS
Los detenidos, una vez que recibían una llamada telefónica de cualquier comprador, si no disponían de la droga, la conseguían a través de terceros, ajustando el precio según el cliente del que se tratase. Incluso, en determinadas ocasiones, las ventas se hacían a domicilio, lo que repercutía en el coste. Las ventas se realizaban en pequeñas dosis a las que los traficantes se referían con el nombre de “cerdo” o “bultos” y cuyo precio oscilaba entre 20 y 200 euros.
Durante las primeras investigaciones, se llevó a cabo la detención tres personas que servían de correos para la organización. Dos de ellos habían sido enviados a Ibiza y Palma de Mallorca, donde fueron arrestados, para abrir el mercado de »shabú» en esas zonas. El tercero fue detenido en la estación madrileña de Atocha con varios paquetes de pañuelos de papel y bolsas de comida en los que ocultaba la droga.
Avanzadas las investigaciones, los agentes lograron determinar la vía de entrada que se estaba utilizando para comercializar la droga en Madrid. Periódicamente, y en algunas ocasiones incluso a diario, era comprada a ciudadanos africanos y dominicanos residentes en Fuenlabrada (Madrid), quienes a su vez la traían desde Barcelona o Zamora principalmente.