De Carme Chacón (Esplugues de Llobregat, Barcelona, 1971) se ha dicho en la prensa que es tímida, algo que sorprende a su círculo cercano, que la ve como una persona con don de gentes, cariñosa, muy cercana, que despierta mucha confianza en las distancias cortas. “Cuanto más la conoces, más te gusta su personalidad, ella es muy natural en el trato cercano, y la gente de aquí lo sabe. Es muy querida, incluso entre los votantes de otros partidos”, asegura Pilar Díaz, alcaldesa de la ciudad y amiga, con la que compartió trabajo en el Ayuntamiento entre 2003 y 2007, cuando la exministra de Defensa era concejal.
“Testaruda, sensata y con mucha capacidad de trabajo”. Así la describe Pilar Díaz en la parcela laboral, como concejal, diputada, vicepresidenta del Congreso, ministra de Vivienda y, por último, de Defensa. Licenciada en Derecho en la Universidad de Barcelona, amplió estudios en Inglaterra y realizó cursos de doctorado en Canadá y Suiza. También impartió clases de Derecho Constitucional en la Universidad de Gerona, hasta que su interés hereditario por la política y sus arraigadas ideas de izquierdas la empujaron a la actividad municipal y parlamentaria.
Su abuelo materno, Francisco Piqueras, afiliado de la CNT de firmes convicciones y que defendió sus ideas en la Guerra Civil, es su referencia política primaria, y le ha influido en su perfil ideologizado: “La familia le ha marcado mucho. El carácter indomable de su abuelo anarquista que defendió siempre sus ideales lo tiene muy presente”, dice su amiga.
Su abuelo anarquista, su inspiración
Ese componente hereditario se aprecia en su discurso, sencillo, directo y “sentimental”. “Sabe tocar la fibra sensible”, sostiene Pilar Díaz.
Carme Chacón no es una amiga de dar consejos, sino de escuchar y dar ánimos. También es una persona de costumbres y de gestos. “Ella siempre se para con alguien que la llama en la calle. Y se acuerda de la gente. En un bar situado cerca de la casa de su familia trabaja ahora un antiguo compañero. Pues siempre siempre que pasa, tiene que mirar el cristal y hasta que él no la ve y se saludan, ella no sigue su camino. Es increíble”. En la ruta por su localidad no falta el saludo al kiosquero de al lado de casa, donde compra la prensa.
La alcaldesa, que ofició su boda en 2007, pronuncia en varias ocasiones la palabra familiar, para referirse a su vida, a su ocio, o a su enlace matrimonial. “La boda fue muy sencilla, solo con la familia y allegados… hasta el baile de novios me pareció muy normal”, bromea.
Chacón, que nació con una cardiopatía congénita, ha jugado en su juventud al baloncesto, y disfruta caminando, paseando por su ciudad. La gastronomía no le entusiasma por el poco tiempo libre. “No arrasa comiendo. Con un bocado rápido resuelve la comida”.
Lo que sí devora es la lectura –en su mesita de noche no falta un libro– preferiblemente poesía, y Neruda. Como Zapatero, el Barça es su deleite, también le gusta viajar, pero ahora disfruta más en su tiempo libre dando un paseo a su hijo Miquel, de 3 años, por el centro de Esplugues.
Después de su abuelo, el otro nombre que le ha servido de inspiración en la política es el de Zapatero, aunque ahora parezca que quiere distanciarse de él. “No es así”, dice su amiga, que remarca que Chacón es una persona agradecida. “Sabe que Zapatero confió y creyó en ella desde el primer momento, cuando ella tenía 28 años”. Chacón ve en la confianza que le concedió el expresidente la oportunidad para luchar “con coraje” por el futuro hasta el final, como el abuelo.