Qatar reclama a España que promueva en el seno del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas una acción en su apoyo y solidarizándose con él ante la crisis diplomática que este emirato mantiene con Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Egipto.
Así se pronunció el presidente del Comité de Derechos Humanos de Qatar, Ali Bin Samikh Al Marri, durante un desayuno informativo mantenido en Madrid. Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Egipto decidieron romper relaciones con Qatar el pasado mes de junio por apoyar a “varios grupos terroristas y sectarios” que presuntamente trabajan para “desestabilizar la región”.
Ali Bin Samikh Al Marri subrayó la conveniencia de su país eleve ante el Consejo de Seguridad de la ONU y ante la Asamblea General de las Naciones Unidas esta crisis diplomática para que se pronuncie sobre la misma.
También solicitó que España se solidarice con su causa en esta crisis aprovechando su reciente ingreso en el Comité de Derechos Humanos de la ONU con el objetivo de “paliar el sufrimiento de la población qatarí”.
La ONU eligió este lunes en Nueva York (EEUU) a los nuevos integrantes de su Consejo de Derechos Humanos para el periodo 2018-2020, una sesión en la que salió elegida España dentro del grupo ‘Europa Occidental y otros’ con el apoyo de 180 votos.
Acompañarán a España en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el periodo 2018-2020: Afganistán, Angola, Australia, Chile, República Democrática del Congo, México, Nepal, Nigeria, Pakistán, Eslovaquia, Perú, Ucrania, Senegal y Qatar.
Respecto de la paradoja de que Qatar reclame a un tercer país que promueva una acción en un organismo del que este país también forma parte, explicó que el emirato actúa de esta manera para no incrementar la tensión y porque tiene la esperanza de que la mediación que Kuwait está llevando a cabo para desencallar la crisis dé resultado.
Ali Bin Samikh Al Marri acusó a estos cuatro países de “aplicar un castigo” a la sociedad civil qatarí, lo que, a su juicio, de cometer una “violación flagrante” de los derechos humanos y de omitir el cumplimiento de las resoluciones de la ONU.
Elevó el tono para acusar a estos países de “utilizar el sufrimiento” de los qataríes para cambiar “por la fuerza” el régimen de Qatar y convertir el emirato en un “estado satélite” de Arabia Saudí, tal y como ocurrió en su momento con Bahrein.
Rechazó las acusaciones de apoyo al terrorismo vertidas sobre Qatar y las definió como “sin fundamento” e “hipocresía”, al tiempo que dijo que Egipto y Emiratos Árabes Unidos emplean un “doble lenguaje” después de haber contribuido a que Hamás y la Autoridad Nacional Palestina hayan alcanzado un acuerdo de reconciliación.
Por otro lado, advirtió de la posibilidad de que esta crisis diplomática acabe “reconfigurando” las alianzas en la región del Golfo y aventuró que la “coalición antiqatarí” se pueda resquebrajar por la posición disforme que sus miembros tienen sobre la mediación kuwaití y porque uno de sus integrantes –sin especificar a cuál se refería- “sólo se mueve por intereses económicos”.