«El Estado de las Autonomías, con todo el gasto público que exige, no es sostenible en la situación actual. Pero su revisión no se puede hacer -y menos aún improvisar- al margen de la sociedad.
Una reforma del Estado de las Autonomías requiere, primero, de un serio estudio de la situación actual. En segundo lugar, es necesaria una buena comunicación con la sociedad para explicar las medidas que habría que tomar. Y en tercer lugar, se necesita un amplio consenso social para que se lleve a cabo de un modo efectivo la recuperación del poder del Gobierno central.
Desde luego que estas cosas no se pueden hacer por Decreto Ley ni con improvisaciones de ninguna clase. Hay que explicárselo a la gente. No se pueden crear estímulos al autogobierno para luego cortarlo con un hacha legislativa. Más bien se necesita del bisturí del cirujano. Hasta ahora, como digo, esta labor explicativa no se está llevado a cabo.
Pero sí que hay que replantearse el Estado de las Autonomías. En concreto, creo que hay que replantearse
todo el Título VIII de la Constitución y rectificar muchos de sus errores. Pero estos cambios han de hacerse con el mayor consenso político y social posible, estudiando el asunto y explicándoselo a los interesados.Por otro lado, no todas las autonomías tienen que ser iguales. Hay que rehacer el sistema fiscal y financiero de las Comunidades, para que cada palo aguante su vela. Puede haber un fondo de compensación interterritorial, pero no puede ser que unos gasten y otros paguen, como tampoco puede ser que todo el mundo viva de lo que el Estado le pasa. Nada de la situación actual es casual: a mayor gasto, mayor clientelismo, lo que aumenta el poder sobre la sociedad y, por ello, la capacidad de actuación de los políticos.
Estas reformas son el comienzo de un largo camino, que no va a ser fácil ni corto, pero que hay que recorrer».
– Gaspar Ariño Ortiz, abogado y fundador del despacho Ariño y Asociados, es Catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad Autónoma de Madrid.