Alfonso Guerra se despide este jueves del Congreso de los Diputados y de la primera línea de la política después de 37 años como parlamentario y de haber sido pieza clave en el Gobierno, como vicepresidente (1982-1991), y en el PSOE, como »número dos» (1979-1997) de Felipe González.
Guerra es el único diputado que ha ocupado escaño ininterrumpidamente desde las Cortes Constituyentes y pondrá fin a su trayectoria a falta de un año para la conclusión de la legislatura.
El socialista de la »guardia vieja» considera que ha llegado el momento de jubilarse a sus 74 años, después de 50 trabajando y de haber vivido la mitad de su vida en dictadura y la otra mitad en democracia.
El escudero de Felipe González en el PSOE y en el Gobierno era en la actualidad presidente de la Comisión de Presupuestos de la Cámara baja, después de haberlo sido de la Constitucional desde 2004 a 2011, durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero.
En 2008, ya se planteó dejar el escaño, al igual que en vísperas de las elecciones generales de 2011, pero al final le convencieron para seguir.
Al tercer intento, después de comunicárselo hace varios meses al anterior secretario general socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, tomó la decisión de manera irrevocable.
«Cuando Dios creó el mundo, las puertas giratorias no las creó para mí»
«Podía esperar a junio de 2015, pero es el momento», confesaba hace un mes en un desayuno con los periodistas parlamentarios.
Después de cuatro décadas como protagonista destacado de la escena política, Guerra no se retirará del todo, puesto que seguirá al frente de la Fundación Pablo Iglesias y del patronato de la Fundación Sistema, que edita la revista Temas, ambas ligadas al PSOE.
«No voy a cambiar mi vida. La situación del mundo me seguirá interesando. Voy a hacer una vida bastante parecida», planea quien siempre ha hecho gala de llevar una vida «modesta».
Por su cabeza no pasa entrar en ninguna institución pública, ni en ninguna empresa, porque como él dice, entre sus aficiones nunca ha estado el dinero. «Cuando Dios creó el mundo, las puertas giratorias no las creó para mí», afirma con ironía.
Siempre quiso ser escritor
El histórico dirigente socialista seguirá entregado también a su gran pasión desde que era joven, la literatura, a la que se hubiera dedicado por entero de no cruzarse en el camino la política.
«Mi orientación hubiera sido cultural si no hubiera habido una dictadura», reveló en una entrevista televisiva en 2012.
Autor de una decena de libros, de los que los tres últimos han sido sus memorias, ya tiene tres proyectos en mente que espera alumbrar en los próximos meses.
Además de devorar libros, dedicará tiempo al cine, otra de sus aficiones que ha cultivado desde hace años, y a viajar, porque ha recibido invitaciones para conferencias y charlas en diversos países, entre ellos, de Sudamérica.
El veterano dirigente socialista Alfonso Guerra, que este jueves se despide del escaño que ocupa desde hace 37 años en el Congreso, ha explicado que vive esta situación «con normalidad» y que es «bastante dulce marcharse con el apoyo de los propios y el respeto de los ajenos».
En declaraciones en los pasillos de la Cámara Baja, Guerra detalló que durante sus últimos días en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo son muchas las personas que se han acercado para despedirse de él.
Según aeguró, unas lo han hecho para dejarle claro que coinciden con sus posiciones políticas y otras, de otros partidos, para mostrarle su «respeto». «Es una fruta bastante dulce marcharse con el apoyo de los propios y el respeto de los ajenos», reconoció.
Guerra ha decidido que este sea su último día como parlamentario porque es en la sesión plenaria de este jueves cuando se aprueban definitivamente los Presupuestos Generales del Estado para 2015 y quería dejar este trámite completado como presidente de la Comisión de Presupuestos que todavía es.
Su vída no va a cambiar
El que fuera vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE ha destacado que tiene una «gran capacidad de adaptación» y que en general su vida no va a cambiar. «En el grueso de mi vida voy a hacer lo mismo, con la diferencia de que no vendré al Congreso de los Diputados», comentó, incidiendo que no va a vivir este cambio como «una fractura ni como un tránsito».
En este sentido reconoció que lo único que «probablemente» vaya a «echar en falta» es «la imagen del hemiciclo». «Lo demás, no», ha sentenciado, incidiendo en que «la vida está llena de una acumulación de datos y vivencias y que todas quedan en las alforjas», pero que él seguirá «viviendo normalmente».
Preguntado en qué se diferencia la España actual de la de hace 36 años cuando él entró por primera vez en el Congreso, Guerra explicó que «han cambiado muchas cosas» pero que, en general estos años han sido «los mejores» de la Historia de España, entre otras cosas porque el país volvió al «mapa» del que había quedado «fuera» durante la dictadura franquista.
«Todo eso se logra haciendo confluir a las dos España por las que clamaban los poetas en una sola España», añadió criticando a los que ahora sostienen que la etapa que se abrió con la Transición no ha sido «buena» y a los que ha calificado de «redentoristas», aunque sin citar a ninguna formación en concreto.
Guerra vinculó esa idea que estos años «no han sido buenos» con la cultura «antiluterana» que, a su juicio, impera en España. «Los españoles somos bastante negados para reconocer nuestros propios valores, no nos gusta decir lo que nos va bien. Ahora hay una corriente que dice que estos años han sido un fracaso, y de ninguna manera, han sido los mejores de la Historia de España en general», concluyó.
Cuando Guerra estaba en contra de las primarias abiertas
El hombre »duro» del Gobierno, así llamaban algunos de su partido al exvicesecretario Alfonso Guerra. El »cocinero» del expresidente Felipe González, que trazaba los planes y la estrategia se despide del Congreso tras 37 años como diputado.
A sus 74 años asegura que no utilizará »ninguna puerta giratoria». El socialista que estuvo en contra de los barones y éstos acabaron con él introduciendo su figura en el partido. También se mostró en contra de las primarias abiertas cuando a día de hoy apoya ciegamente a su secretario general, Pedro Sánchez, que en julio convocará primarias abiertas para proclamarse presidente del partido.
En 2011, Guerra apostaba por un Congreso en lugar de primarias. «Es una moda norteamericana que aquí no encaja», dijo en su día el exvicesecretario sobre las primarias. Hace tres años, al socialista no le sacabas de la idea de que era mejor el Congreso, de hecho cuando conoció la petición de uno de los hombres que se estaba haciendo fuerte, Patxi López, de convocar un congreso urgente, Guerra le siguió hasta el final. En ese momento se mostró convencido de que habría más secretarios que lo solicitasen.
Así, en su día el que hoy defiende fielmente todo lo contrario, hizo referencia en su día a que en el PSOE hay unos estatutos que establecen que «si hay candidatos, hay primarias, por lo que tendrían que hacerse», aunque también argumentó que «hay otros sistemas, no hay que recurrir a primarias, existe el comité federal, que siempre ha funcionado con bastante democracia interna».
Los defensores del Congreso añadían que suponía una elección de entre 500 y 2.000 delegados de las asambleas territoriales. Por la vía de un congreso fue elegido precisamente Zapatero en el año 2000. Siempre es más fácil el control de 2.000 delegados que de 200.000 militantes, ahí estaba »el truco» del aparato, claman algunos.
Txiki Benegas se queda como el diputado más veterano
Fue junto a Txiki Benegas la defensa del »no a las primarias abiertas» y cosas de la vida, Guerra abandona a su amigo en el hemiciclo y le deja el cargo de diputado más veterano.
Benegas se convierte así en el diputado más veterano del Congreso, ya que ha ocupado escaño en todas las legislaturas desde las Cortes Constituyentes, salvo en la tercera.
José María Benegas, de 66 años, solo se ausentó de la Cámara baja parte de la II legislatura, de 1984 a 1986, y en la tercera (1986 a 1989), cuando fue parlamentario vasco tras ser candidato a lehendakari en dos ocasiones.
El histórico dirigente socialista, que participó en el congreso de Suresnes (Francia) de 1974, volvió a obtener escaño en 1989 y desde entonces, lo ha sido de forma ininterrumpida.
Nacido en Caracas (Venezuela), donde su familia se encontraba exiliada tras la Guerra Civil, Benegas también fue secretario de Organización del PSOE de 1984 a 1994, además de líder del PSE entre 1977 y 1988.
Después de Benegas, los siguientes veteranos de la Cámara baja acumulan nueve legislaturas, todos ellos del PSOE.
Javier Barrero, diputado por Huelva, logró acta de diputado en la II legislatura y desde entonces no la ha perdido, al igual que el exministro Jesús Caldera, fijo desde 1982 con escaño por Salamanca.
Con siete mandatos parlamentarios, aparecen el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sus compañeros de partido Ignacio Gil Lázaro y Celia Villalobos, y el socialista Víctor Morlán.