Las instalaciones de muchas bodegas españolas han sufrido un fascinante proceso de modernización en los últimos años. Las principales empresas bodegueras han decidido apostar por la arquitectura del siglo XXI para crear grandes obras de arte que van mucho más allá de la clásica labor de almacenaje y crianza del vino.
Arquitectura y vino se complementan en una relación cuyo origen se remonta tiempo atrás, pero que en la actualidad ha resurgido con fuerza. En La Rioja, podemos encontrar algunos de los mejores ejemplos de esta simbiosis entre arquitectura moderna y el tradicional arte de hacer vino. Buena muestra de ello son las Bodegas Baigorri, situadas en la localidad alavesa de Samaniego y obra del arquitecto Iñaki Aspiazu. La mayor parte de sus instalaciones son subterráneas, asomándose únicamente al exterior una gran caja acristalada. Dicha estructura está rodeada por un elegante espejo de agua y ofrece al visitante una espectacular panorámica sobre los campos de viñedos de la zona.
Cabe destacar la bodega de Marqués de Riscal, en Elciego. La antigua bodega es la más antigua de La Rioja, y cuenta con un nuevo edificio diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry que acoge el hotel Marqués de Riscal, un spa, un centro de reuniones y convenciones y un exclusivo restaurante, galardonado con un Sol Repsol. El interior del edificio está totalmente diseñado por Gehry, desde el mobiliario y las luminarias, hasta las cortinas, dándole a todos los espacios interiores la identidad propia del autor.
Sin salir de Rioja Alavesa, en Laguardia, encontramos la bodega de Ysios. Para su construcción, el famoso arquitecto Santiago Calatrava proyectó una finca longitudinal que, desde una visión cenital, representa la forma de una copa de vino. Su diseño vanguardista, perfectamente integrado en el paisaje de la zona, se ha convertido en la actualidad en todo un símbolo arquitectónico de la vitivinicultura riojana.
En el municipio de Haro se encuentran las bodegas López de Heredia Viña Tondonia, las más antiguas de la ciudad y una de las tres primeras de La Rioja. La ampliación de la bodegas López de Heredia está realizada por la arquitecta iraquí Zaha Hadid. Todo surgió por la necesidad de cubrir un stand modernista que el bisabuelo de los actuales propietarios había utilizado en la Exposición Universal de Bruselas de 1910 y que para conmemorar el 125 aniversario de la bodega se utilizaría en la Feria Alimentaria de Barcelona de 2002.
Posteriormente se instalaría en la bodega, como nexo de unión entre pasado y futuro de la misma. Ante este reto, Zaha Hadid plantea un envoltorio que partiendo de una forma rectangular, se va distorsionando hasta convertirse en un elemento orgánico que podría asimilarse a un decantador.
Las bodegas Paternina-conde De Los Andes es una de las más antiguas de La Rioja, concretamente fue fundada por Federico Patertina en 1896. Sus paredes estan virgenes desde la primera excavacion y en sus estantes hay botellas de mas de 100 años, que se conservan hoy como piezas de museo. Esta emblemática bodega te desvela los secretos de unos vinos incomparables que empezaron a elaborarse en 1835.
Bodegas Darien están proyectadas por el arquitecto Jesús Merino Pascual, con un diseño vanguardista que sigue la tendencia de las bodega de La Rioja, seguida por otros arquitectos como Gehry o Calatrava. Además ofrecen al visitante una serie de exposiciones, permanentes y temporales, de piezas de cerámica y botellas y de artistas riojanos de diversas disciplinas.
En Ribera del Duero también existen bodegas de marcado estilo vanguardista. Una de ellas es Bodegas Portia, diseñada por el prestigioso arquitecto Norman Foster. Sus 12.500 metros cuadrados, repartidos en tres plantas, forman una estrella de hormigón, acero, roble y vidrio. No obstante, su mayor éxito reside en la alta funcionalidad de sus distintas áreas, que consiguen el máximo aprovechamiento de su entorno.
La bodega de Protos, en Peñafiel, es otro magnífico ejemplo de modernismo. Diseñada por Richard Rogers junto a Alonso Balaguer y Arquitectos Asociados, se trata de una reinterpretación contemporánea de las bodegas tradicionales de la zona. Las bóvedas de su cubierta soportadas por grandes arcos de madera forman, sin duda, su elemento visual más llamativo. Sin embargo, esta construcción también se caracteriza por potenciar la transmisión térmica del terreno, así como por la reducción de la radiación solar y de las condiciones climáticas extremas de las diferentes épocas del año. Es la primera bodega que se creó en la zona, la cual se remonta a 1927. Esta bodega recibió la medalla de oro por sus vinos tintos en la Exposición Universal de Barcelona en 1929.
La bodega Irius está situada a tan solo 8 kilómetros de Barbastro, en el corazón del Somontano, Huesca. Ha sido diseñada por el arquitecto Jesús Marino Pascual, se trata de un proyecto en el que emergen unos cubos de acero entrelazados, que le proporcionan a la bodega el concepto de “objeto cultural”.
Por último, destacar la Real Bodega de La Concha está situada en Jerez de la Frontera, dentro de la bodega Tío Pepe. Proyectada por el ingeniero Joseph Coogan a partir de bocetos del prestigioso ingeniero francés Gustav Eiffel, que fue inaugurada en 1869 en honor a la reina Isabel II de España.