Los yazidíes, una minoría religiosa asentada en el norte de Irak que fue víctima de genocidio a manos del grupo terrorista Estado Islámico (EI), necesitan «protección internacional» para sobrevivir, dijo hoy a Efe la destacada activista de este grupo Lamia Haji Bachar.
«Pido al mundo un Tribunal Penal Internacional (TPI) y protección para mi pueblo, ayuda a los refugiados y a los que han huido de la esclavitud del EI, que necesitan tratamiento psicológico, la única manera de superar esto», dijo Bachar a Efe en Madrid, a donde ha viajado para dar conocer el sufrimiento de su pueblo.
Al menos 3.200 hombres fueron asesinados y unas 6.800 mujeres fueron secuestradas por el EI, que el 3 de agosto de 2014 arrasó la comarca de Sinyar, de la que huyeron otras 200.000 personas, miles de las cuales, en su mayoría niños, murieron de hambre y sed cercados por los yihadistas en un monte cercano.
La activista, de 19 años y que vive como refugiada en Alemania, permaneció secuestrada por el EI 20 meses, durante los cuales fue vendida en cinco ocasiones como esclava sexual.
Durante su cautiverio intentó suicidarse, pero finalmente logró sobrevivir a esa terrible experiencia porque quería «contar al mundo los crímenes más atroces de la Humanidad» y que se juzgara a los culpables para que no volvieran a repetirse.
«El EI no se va a acabar con una guerra, es más, sigue creciendo y extendiéndose más y más por todo el mundo. Es un ideal de fanatismo que no puede ser derrotado con bombas», dijo, al mostrar su poca confianza en que una victoria militar en Siria e Irak acabe con los yihadistas.
«La manera de luchar contra él es que todos los países se pongan de acuerdo y se cree un tribunal que juzgue a los criminales que han cometido un genocidio contra el pueblo yazidí».
De etnia kurda, la minoría religiosa yazidí, heredera del zoroastrismo persa y adoradora del fuego y cuyas raíces se remontan a 2.000 años antes de Cristo, lleva siglos sufriendo la opresión de otras religiones.
Sobre la posibilidad de que los más de 400.000 yazidíes que viven en campamentos en el Kurdistán iraquí, Turquía y Grecia vuelvan a Sinyar una vez derrotado el EI, Bachar la consideró «muy complicada» mientras «el mundo no proteja a mi pueblo».
«La gente tiene miedo. Los que se atrevieron a volver tras el genocidio acabaron en fosas comunes», dijo la activista, al explicar que la persecución al pueblo yazidí se debe a que son considerados «infieles adoradores del diablo».
Entre sus creencias se encuentra la adoración al ángel caído, llamado Melek Taus, al que los yazidíes representan con la figura de un pavo real y que las principales religiones monoteístas, como el cristianismo o el islám, han vinculado con el diablo.
«Quieren aniquilarnos de la faz de la Tierra», dijo, al revelar que su pueblo ha sufrido 72 genocidios a lo largo de la Historia y «esto no va a parar».
La activista recordó que en ya en 2007, antes de la creación del EI, al menos 400 yazidíes murieron por el estallido de cuatro camiones bombas que iban cargados con dos toneladas de explosivos en uno de los atentados más sangrientos de la historia de Irak.
A pesar de todo el sufrimiento, los yazidíes son un pueblo pacífico que ha vivido durante siglos en armonía con distintas religiones en la planicie de Nínive.
«Podemos enseñar al mundo a vivir en paz, pero necesitamos ayuda», dijo al referirse a los 3.500 yazidíes que a día de hoy siguen en manos del EI y a los «muchos niños y jóvenes que les han lavado el cerebro para olvidar sus orígenes y usarlos como bombas humanas».
«La comunidad internacional nos ha fallado hasta ahora, tres años después del genocidio, pero no vamos a parar hasta que se haga justicia», concluyó.
Marta Rullán