Y es que, de los 459 adolescentes diagnosticados con cáncer entre el año 2007 y 2008, más del 70 por ciento aseguró que su médico le había informado sobre el riesgo de infertilidad, pero menos del 33 por ciento de los hombres y del 10 por ciento de las mujeres se sometieron a terapias para preservar su fertilidad.
Para alcanzar estos datos, en el trabajo, liderado por el doctor Margarett Shnorhavorian y publicado en la revista de la Sociedad Americana de Oncología, se pidió a los pacientes que respondieran a diferentes cuestionarios.
La mayoría eran blancos, hombres, tenían un seguro médico privado y fueron diagnosticados de cáncer alrededor de los 21 años. De ellos, el 80 por ciento de los hombres reconoció que podían ser estériles tras someterse a la terapia oncológica, el 71 por ciento que habían barajado opciones para abordar el problema y sólo el 31 por ciento se sometió a una terapia.
Finalmente, y respecto a las mujeres, el 74 por ciento fueron aconsejadas por sus médicos, el 34 por ciento estudió las opciones de preservación y sólo un 6,8 por ciento realizó una terapia de fertilidad por «falta de conocimiento» o problemas de acceso a las mismas.