El artista danés Olafur Eliasson, conocido mundialmente por sus enormes instalaciones, abre mañana en el museo de Louisiana (al norte de Copenhague) una nueva obra en la que reflexiona sobre el movimiento, los sentidos y la relación entre arquitectura y naturaleza.
«Riverbed» es literalmente lo que su nombre indica en inglés: el cauce de un río que ocupa todo el ala sur del museo, un paisaje agreste construido artificialmente que consiste básicamente de dos elementos, piedra y agua.
El visitante tiene que recorrer un suelo compuesto de basalto y atravesar varias salas por las que discurre un pequeño río, un paisaje duro en pendiente que remite a los que se pueden encontrar en Islandia, Groenlandia o el norte de Noruega.
Los crujidos continuos que se producen al caminar sobre las piedras y las dificultades para mantener en ocasiones el equilibrio obedecen a un deseo de que el público «sienta su cuerpo» y use los sentidos «de otra manera», explicó Eliasson en Louisiana la víspera de la inauguración de la muestra, abierta hasta el 4 de enero.
Eliasson señaló que la falta de comodidad y de seguridad obligan a «confiar» en el propio cuerpo, una de los temas centrales de una instalación que ahonda en la idea de que «lo que sentimos puede ser algo que aún no esté verbalizado, algo que será pensado en el futuro».
«En realidad son sólo piedras y agua, es muy sencillo», resumió el artista danés, para quien el uso de elementos fácilmente reconocibles por el público facilita la actividad contemplativa a partir de una obra «íntima y accesible», en palabras del director de Louisiana, Poul Erik Tøjner.
Tøjner resaltó que el propósito era que la obra estuviese estrechamente vinculada con un museo en el que arquitectura y naturaleza están en diálogo permanente, de ahí la referencia directa a la idea de movimiento en una obra que, añadió, ha sido «exigente» desde el punto de vista técnico.
La instalación desemboca en una pequeña sala en la que se exhiben libros sobre Eliasson, incluido «Contact is content», una obra hecha específicamente para esta exposición y que reúne fotos de paisajes realizadas por el artista en Islandia en las tres últimas décadas.
Mientras «Riverbed» ocupa toda el ala sur del museo, la norte incluye una muestra de modelos geométricos que Eliasson ha desarrollado durante años con el artista islandés Einar Thorsteinn, bocetos que en algunos casos han acabado desembocando en obras o que simplemente se quedaron en ideas.
Y en el Gran Salón de Louisiana se exhiben tres vídeos relacionados con el movimiento: uno sobre un grupo de bailarines que ensaya en el estudio de Eliasson, otro en el que el artista inspecciona un jardín chino a través de los trazos minimalistas del coreógrafo Steen Kørners y un retrato de Berlín en movimiento.
Nacido en Copenhague en 1967 de padres islandeses, Eliasson empezó a desarrollar su carrera en los años noventa, cuando se mudó a Berlín, ciudad en la que reside actualmente.
Experimentó un empuje definitivo en 2003 con el éxito de su impactante sol artificial que iluminó la sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres, el museo de arte contemporáneo más visitado del mundo.
Cinco años después Eliasson, que en 2007 ganó el primer Premio Internacional Joan Miró, colocó cuatro grandes cataratas a lo largo del East River, en la parte baja de Manhattan.
Sus obras han sido exhibidas en los principales centros de arte del mundo y ha sido objeto de varias retrospectivas, como la que le dedicó hace seis años el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.