El régimen sirio de Bashar al Assad utilizó la represión y la tortura sistemática para sofocar las protestas pacíficas desde el mismo día que comenzaron. Además de la lista de horrores denunciados por Amnistía Internacional, la organización ha recogido los testimonios de decenas de sirios que han sido víctimas de la crueldad de las fuerzas gubernamentales y los matones (»shabbiba») contratados por el régimen. Algunos de ellos sufrieron varios de los terribles métodos de tortura y sus declaraciones ponen voz a un año de violencia en Siria.
«Me golpearon hasta 20 agentes hasta que me destrozaron la cara»
«Estaba oculto en el sala de una mezquita en la ciudad de Dera»a cuando la asaltaron las fuerzas de seguridad. Me escondí detrás de una puerta pero ellos la patearon y me descubrieron. Apuntaron sus Kaláshnikov a mi cara y me golpearon con las culatas de sus rifles, con palos…Venían cada vez más: 10, 15, 20 hasta que me destrozaron la cara y me arrastraron hasta la calle. Sangraba mucho, la sangre me impedía ver y me seguían pisoteando. Entonces uno de ellos preguntó al hombre al cargo: ¿Hay que matarlo?. A lo que el oficial le contestó: !No, a éste vamos a necesitarlo¡ Estuve inconsciente tres días».
Abd al-Baset, informático de 41 años arrestado el 23 de marzo de 2011, apenas una semana después del comienzo de las protestas.
«Me torturaron con descargas en la silla eléctrica hasta que perdí el conocimiento»
“Estaba tumbado boca arriba en una tabla de madera, en calzoncillos y con los ojos vendados. Accionaban algún mecanismo que la hacía subir que forzaba mi cuerpo en forma de V. Sentía un terrible dolor en la espalda y, al mismo tiempo, me golpeaban con un látigo. Tres hombres se turnaban durante más de un hora. Cuando descansaban bebían té y fumaban para esperar su turno.”
“Un día abrieron la puerta de la celda, nos rociaron con agua a todos y al suelo . Luego, pusieron un instrumento que tocaba el suelo y la electricidad se precipitó a través de nosotros. También me llevaron a la silla eléctrica – había tres sillas en la sala de torturas- y me ataron con correas de las muñecas y las piernas.. Algunas personas pierden el conocimiento inmediatamente. Si no lo hacen, vuelve a encender el interruptor de nuevo, unos tres segundos cada vez. La boca se me llenó de saliva. Lo hicieron hasta que colapsé”.
Ghazi, decorador de 22 años que describe las torturas de los oficiales de la Inteligencia Militar de Damasco. Fue detenido cuando se dirigía al hospital, porque dos semanas antes las fuerzas de seguridad le habían roto las costillas y le habían lanzado una bomba de gas lacrimógeno durante una protesta. 49 días detenido.
«Perdí el 50% de audición cuando me dispararon en la oreja»
«Me detuvieron y al día siguiente, me interrogaron por primera vez. Me vendaron los ojos y me obligaron a arrodillarme … !Bang¡ – la explosión del disparo me golpeó en un lado de la cabeza. He perdido el 50% de audición en mi oído derecho. Entonces me dieron 10 páginas de confesión para que firmase mi culpabilidad».
Al-Shami, ingeniero y activista de la oposición en Damasco de 40 años. Estuvo siete semanas detenido.
«Me crucificaron y me golpearon sin piedad»
«Estábamos colgados de la madera, crucificados, con los ojos vendados y esposados. Nos golpearon sin piedad durante horas”.
Musleh, profesor de Lengua Árabea de 29 años arrestado en el aeropuerto cuando trataba de viajar a Catar. Torturado y golpeado, recibió una amnistía presidencial tras casi un mes de detención ilegal. Volvieron a detenerlo varios meses después: 57 días más de arresto.
«He perdido la sensación del dolor tras las torturas»
«Estaba colgado y esposado a la pared y sentía una enorme presión en mis manos. También me colgaron en la ventana sin que mis pies llegara al suelo durante días. Después me sentaron en la «silla alemana» donde me torturaban con descargas eléctricas. He perdido ya la sensación del dolor, incluso el causado por descargas eléctricas «.
Mousa, vendedor de perfumes de 26 años. Amnistía pudo ver las marcas de la tortura en su cuerpo tres meses después de que ocurriesen. Estuvo encerrados varios meses y transferido a diferentes prisiones.