Islandia ha pasado de ver cómo su economía se hundía durante diez trimestres consecutivos a vivir un impulso, con un crecimiento medio del 2,5% al año, y una tasa de paro por debajo del 5%. Hasta el Nobel Paul Krugman considera ejemplar la recuperación en la isla volcánica y en más de una ocasión ha citado este caso como el camino a seguir para salir del abismo de la crisis… Islandia se quebró porque estalló la burbuja inmobiliaria y por la deuda externa, como en España.
¿Cuál es el secreto del milagro de Islandia? La BBC en su edición digital ha publicado un reportaje en el que se analizan los factores que explican la recuperación económica de este país de 319.000 habitantes. Más impuestos, recortes en el gasto público y más trabajo, hasta 70 horas laborables a la semana, son algunas recetas para salir de la crisis. También, la tenacidad de la sociedad del país.
Precisamente, el carácter firme y perseverante de la gente se aborda en el libro »La revolución de los vikingos» de Elvira Méndez. La autora, catedrática de Derecho en Reikiavik, explica qué ha sucedido en Islandia para que el país se haya levantado y no solo haya salido del agujero, sino que también haya empujado a banqueros y políticos a los tribunales.
El exprimer ministro islandés Geir Haarde fue juzgado por su gestión en la crisis financiera. Finalmente, se le declaró culpable de negligencia grave, por no haber reducido el impacto de la crisis, pero quedó absuelto de otros tres cargos que le responsabilizaban del colapso financiero.
También, un tribunal de Reikiavik condenó a dos banqueros por el colapso bancario del país, cuando pinchó la burbuja que se había formado por un excesivo crecimiento de su sistema financiero.
La BBC destaca en el reportaje que la mejora económica no ha salido gratis. Ha costado y sigue costando sacrificio y pérdida del poder adquisitivo.
Desde el estallido de la crisis se han acordado 100 nuevos impuestos, se ha reducido el gasto público y los ciudadanos necesitan tener hasta tres empleos para trabajar entre 60 y 70 horas a la semana, ya que el nivel de vida sigue siendo alto.
Otro »éxito» del modelo de recuperación en Islandia es que se dejó que los bancos que precipitaron la crisis fueran a la ruina. Los inversores perdieron dinero, al igual que ahorradores británicos y holandeses.
Islandia no solo dejó caer a los bancos malos. También reinventó su modelo productivo, ya que decidió atraer a talentos, ingenieros y científicos, para desarrollar su economía.
Otra fortaleza de la isla es su independencia energética. El 99% de las necesidades de energía de este país se cubren con manantiales de aguas terminales y otros yacimientos hidroeléctricos. Además, exporta energía renovable a través de grandes cables marinos hasta Dinamarca y Reino Unido.
La filosofía de la recuperación fue el sacrificio, pero justo. Se crearon nuevos bancos, se penalizó rechazar trabajos, se recortaron sueldos, se subieron pensiones y los más ricos pagaron más al Estado.
Elvira Méndez sostiene en su libro que hay exigir diariamente a la clase política que vele por los intereses generales y escuche a los ciudadanos. «Animo a los todos los ciudadanos a no dejarse vencer por el desánimo y las dificultades (…) No hay que esperar instrucciones de arriba».
La autora formó parte del grupo inicial de 20 personas que se levantó contra la crisis y quiso comenzar lo que muchos tildan de revolución islandesa.