“Antes no tenía miedo pero ahora, cuando veo uno de esos drones en el aire, me asusto y me pregunto, ¿seré yo la siguiente” Nabilia Bibi tiene solo 12 años y vive en la región de Waziristán del Norte, una región situada en la frontera con Afganistán y que se ha convertido en el escenario de las operaciones con aviones no tripulados ejecutadas por EEUU.
Era una tarde soleada del 24 de octubre de 2012, Nabilia se encontraba con su abuela, Mamana Bibi, de 68 años, recogiendo algunos vegetales con los que preparar la comida. Su hermana, Asma y Naeema, de 7 y 5 años, también se encontraba en el campo cuando de repente dos misiles Helfire fueron lanzados desde un drone.
Los ojos de Nabilia y Naeema vieron como el cuerpo de su abuela voló en pedazos. “Vi sus zapatos…su cuerpo mutilado lo encontramos después, a varios metros de distancia de donde se produjo la explosión.”, explica Nabila. El cuerpo de la más pequeña de las nietas de Nabilia Bibi estaba lleno de metralla. Con tristeza recuerda que echa de menos a su abuela con ella iba a todas partes.”
¿Por qué la familia Bibi?. Simplemente por residir en Waziristán, una zona situada en la frontera con Afganistán que se cree es guarida de cientos de muyahidines. Amnistía Internacional explica que pertenecen a una familia de educadores, con una larga trayectoria en la región. El marido de la fallecida Nabilia Bibi era director de una escuela y sus tres hijos, entre los que se encuentra el padre de sus nietas, son profesores. Su vinculación con Al Qaeda, inexistente.
“Al finalizar mis oraciones en la mezquita de Miran Shah volví a casa. Observé a muchos vecinos en frente de mi casa”, señala Rafeequel Rehman, el padre de Nabilia. Nadie se atrevía a contarle el trágico suceso: su casa había sido atacada por un drone y sus hijos estaban heridos. “Estaba en estado shock. “Corrí hacia el jardín y encontré el cuerpo de mi madre, en pedazos, envuelto en una manta”. Rafequel Rehman pensó lo peor. Uno de sus hermanos le confirmó que sus hijos estaban heridos pero habían sobrevivido al ataque estadounidense de un drone. No tuvo la misma suerte su madre, Mamana Bibi de 68 años, asesinada por un drone estadounidense.
La familia no ha recibido ninguna compensación por parte de las autoridades estadounidense o paquistaníes.
No es el único caso. En julio de 2012, 18 jornaleros, entre ellos un niño de 14 años, murieron en ataques múltiples lanzados contra un pueblo pobre cerca de la frontera con Afganistán, cuando se disponían a disfrutar de su cena tras un largo día de trabajo. En contra de las afirmaciones oficiales de que los fallecidos eran “terroristas”, la investigación realizada por Amnistía Internacional señala que las víctimas de estos ataques no estaban participando en combates y no suponían amenaza alguna para la vida.
Los drones, la arma silenciosa de EEUU
El primer ataque con drones en Pakistán fue en noviembre de 2004. El objetivo era un comandante talibán, Nek Mohamad, y tres de sus aliados más cercanos. Todos resultaron muertos «Después de tomar posesión en enero de 2009, el presidente Barack Obama expandió el uso de drones en ejecuciones», recoge el informe de Amnistía Internacional.
Según la senadora estadounidense Lindsay Graham, EEUU ha ejecutado a un total de 4.700 personas mediante el uso de aviones no tripulados hasta primeros de 2013. AI señala que no está claro si esta cifra está basada en fuentes oficiales ni que países incluye.
Durante el gobierno de Bush, hubo un ataque teledirigido estadounidense en Pakistán cada 43 días. Durante los dos primeros años de la administración de Obama, ha habido un ataque cada cuatro días. En dos años en la presidencia, el ganador del Nobel de la Paz ha estado involucrado en conflictos de seis países musulmanes: Irak, Afganistán, Pakistán, Somalia, Yemen y Libia.