A pesar de las amenazas lanzadas por Europa y Estados Unidos a Rusia de imponerle sanciones económicas por su actitud ofensiva en el este de Ucrania, los mandatarios europeos todavía no ven claro dar este paso hacia adeltante. Las presiones de ciertos lobbys del sector financiero y energético que alertan de las terribles consecuencias para muchas empresas no ayuda a tomar la decisión. Este jueves están previstas conversaciones entre Ucrania, Rusia, EEUU y Europa, pero muchas voces se muestran escépticas a que se tome una decisión clara al conflicto.
Varias compañías europeas, incluso estadounidenses no han tardado en alertar a los políticos de sus países de las terribles consecuencias que tendrían las represalias del Kremlin ante las sanciones económicas impuestas.
Si las negociaciones de este jueves fracasan, los líderes de la Unión Europea podrían reunirse la próxima semana para discutir mayores sanciones contra Moscú, pero las fisuras en el seno de Europa y la falta de union de sus estados miembros no arroja muchas señales de que vayan a imponerse las medidas finalmente. Estas necesitan de un consenso entre los 28 países miembros, algo difícil de conseguir.
The Financial Times publica este jueves un artículo que se hace eco de la postura contraria a las sanciones de varias empresas del viejo continente. En Alemania, el grupo químico BASF es el principal opositor y pide precaución a Merkel. En Italia, la compañía energética Eni asegura que Europa, que importa el 30% de su gas de la rusa Gazprom, no está en posición de ponerse tan dura. En Gran Bretaña es la pretrolera BP la que se muestra reticente.
A Gran Bretaña y Chipre les preocupa también el daño de sus sectores financieros, ya que en este último, los depositantes rusos son esenciales. Así, los funcionarios británicos, según este medio, comtemplan un castigo más suave a través de su expulsión de organizaciones internacionales como la OCDE.
Según los expertos, las sanciones podrían empezar siendo comerciales y luego afectando al sector de las finanzas y la energía.
Desde los Estados Unidos, algunas multinacionales también reafirman sus posturas en contra, haciendo lobby contra la Casa Blanca. Si bien es cierto que la relación comercial de Europa con Rusia es doce veces superior a la norteamericana, muchas empresas americanas temen represalias contra sus intereses comerciales. Aun así, la administración Obama está trabajando en un paquete de medidas que podrían hacerse públicas si la reunión de este jueves en Ginebra no resulta próspera.
El problema con los diamantes
También los medios rusos críticos con el Gobierno alertan de las consecuencias de las sanciones contempladas que, apuntan, podrían afectar también a las exportaciones de caviar, diamantes, fertilizantes y, por supuesto, el petróleo y el gas.
En el caso de los diamantes, esto podría afectar gravemente a Bélgica, ya que Amberes es uno de los principales centros de diamantes de toda Europa. La compañúia rusa Alrosa es uno de los mayores productores de diamantes del mundo y representa un 27% de la producción mundial.
Los medios locales apuntan que en caso de restricciones a su exportación europea, Rusia podría buscar mercado en Dubai o Bombay, lo que aterra a Bélgica, que ve irreversible el golpe que tendría para el país esta migración de los flujos comerciales de diamantes. Aun así, el panorama es mucho más negro para países europeos como Bulgaria, Estonia. Finlandia, Letonia, Lituania y Suecia, que dependen energéticamente de Rusia al cien por cien.