El tatuaje corneal o queratopigmentación es un tratamiento que consiste en la introducción de un colorante en las capas superficiales de la córnea con fines cosméticos.
Se emplea en el tratamiento de los defectos oculares por cicatrices corneales extensas o leucocoria (pupila blanca). Permite teñir la parte anterior del ojo para ocultar traumatismos o lesiones que produzcan una pérdida de visión y una superficie anterior del ojo de color blanco.
En concreto se lleva a cabo cuando no existe la posibilidad de recuperar la visión mediante una operación y aparece un grave problema estético. El objetivo inicial del tatuaje corneal es mejorar considerablemente el aspecto del paciente, al simular los colores del ojo normal.
Pero en estas últimas fechas, el tatuaje que hasta ahora permitía a los pacientes evitar el uso de una lente de contacto y tener una simetría razonable de los ojos, ha pasado a convertirse en una moda radical, nacida en los pasillos de las cárceles de EEUU.
Según los anales de la medicina fue Galeno (131-210 A.C) el primero en llevar a cabo un tratamiento de queratopigmentación o tatuaje corneal, usando para ello sulfato de cobre, aunque actualmente se emplea tinta china.
Fue hace una década cuando el artista americano Luna Cobra realizó el primer tatuaje del globo ocular por razones culturales. Su técnica, que ha modificado a lo largo de los años, consiste en inyectar pigmento directamente en el globo ocular para que descanse bajo la delgada capa superior del ojo, o conjuntiva.
Con una sola inyección tiene tinta suficiente para cubrir alrededor de un cuarto del ojo. Se necesita varias inyecciones para cubrir completamente la esclerótica (el popular blanco del ojo), que pasa a estar pigmentado de por vida.
Cuenta la BBC que el fenómeno del tatuaje ocular ha vuelto a la palestra esta semana gracias al juicio en Alaska de Jason Walter Barnum, un delincuente de 39 años, que ha sido condenado a 20 años de prisión tras admitir haber disparado a un policía en 2012.
Durante las sesiones del juicio que tuvo lugar en Anchorage, ni el pasado criminal de Barnum ni su aspecto llamativo pasaron desapercibidos. Los tatuajes de calaveras que cubren el cráneo de Barnum quedaron eclipsados por su ojo derecho, lleno de tinta negra.
A propósito de la moda de los tatuajes en los ojos, que se ha puesto de moda gracias a su progresiva difusión entre la población carcelaria de EEUU, desde la American Optometric Association ya han salido al paso para desaconsejar esta práctica, por el riesgo que supone de posibles infecciones, inflamación del ojo e incluso complicaciones y eventual ceguera.