La normativa europea es meridianamente clara en lo referente a las condiciones que se deben cumplir para permanecer en un país extranjero dentro de la Unión Europea. A partir de los tres meses de estancia en un país, los ciudadanos europeos que residen en uno diferente al suyo están condicionados por determinadas normas, que de no cumplirse pueden conllevar a la expulsión.
Las personas que no tienen actividad económica –desempleados, jubilados….- deberán acreditar recursos suficientes para mantenerse ellos y sus familias y, además, tener un seguro completo de enfermedad. En el caso de no cumplir estos requisitos la legislación europea deja abierta la posibilidad de expulsión.
Por su parte, los autónomos y empleados pueden prolongar su estancia en otro país más allá de tres meses y cuentan con los mismos derechos que los nacionales. Estos derechos se mantienen también si están recibiendo cursos de formación, están en el paro de forma involuntaria, o están incapacitados laboralmente.
Mientras los estudiantes deben cumplir tres requisitos: estar matriculados, contar con seguro de enfermedad en el pais de acogiada y acreditar que se tienen los recursos suficentes para no convertirse en un carga para el Estados.