La oposición ha resaltado en un comunicado que «no hay duda de que el jefe de Estado (Mahamadou Issoufou) ha fracasado en su misión como jefe supremo del Ejército y garante de la seguridad», según el portal local de noticias ActuNiger.
Así, ha manifestado que «lo mínimo que se puede esperar es la dimisión de este Gobierno inútilmente pletórico o notoriamente incapaz», al tiempo que ha expresado su «absoluta solidaridad» con las Fuerzas Armadas.
«La oposición política nigerina recuerda nuevamente la responsabilidad total del poder en el empeoramiento de la situación de seguridad del país», ha zanjado en su comunicado.
El grupo terrorista Estado Islámico ha reivindicado este mismo jueves el ataque. En un comunicado publicado en su agencia de noticias Amaq, la organización terrorista ha indicado que la emboscada registrada en Balley Berry, cerca de la frontera con Malí, fue obra de su filial en la zona, Estado Islámico en Gran Sáhara (ISWA).
Asimismo, ha reivindicado un asalto a una prisión de máxima seguridad ocurrido un día antes en Koutoukalé, situada al norte de Niamey, y que según los medios locales fue desbaratado por las fuerzas de seguridad.
El ataque del martes, el más mortífero hasta la fecha sufrido por las fuerzas nigerinas según los expertos, se produjo muy cerca de Tonga Tonga, donde en 2017 el grupo terrorista mató a cuatro militares estadounidenses y a cinco soldados nigerinos.
La creciente violencia en la que se han visto sumidos los vecinos Malí y Burkina Faso, tanto de carácter yihadista como intercomunitario, se ha extendido a las regiones nigerinas de Tillaberi y Tahoua, donde los ataques han aumentado en los últimos meses. Según la ONU, en lo que va de año ha habido 60 ataques armados y al menos 42 civiles muertos. Como resultado de esta inseguridad, en la zona hay 70.000 desplazados.