«No podemos seguir conversando en medio de estas amenazas y asesinatos», ha declarado el activista de la oposición, Pacifique Nininahazwe, antes de poner fin a unas negociaciones destinadas a aliviar la tensión política en el país tras un fallido golpe de Estado a principios de mes contra el presidente Pierre Nkurunziza.
La ruptura de las conversaciones fue confirmada por el expresidente burundés Domitien Ndayizeye, ahora dirigente del partido de oposición Congregación Nacional para el Cambio (RANAC).
Feruzi, líder del partido Unión para la Paz y el Desarrollo (UPD), y su guardaespaldas fueron asesinados este sábado por individuos armados en Buyumbura.
El fallecido pertenecía a la minoría musulmana burundesa y era muy conocido aunque su partido no es de los más importantes. El barrio de Ngagara, donde ha ocurrido el atentado, ha sido uno de los epicentros de la revuelta contra la continuidad de Nkurunziza.
El pasado 13 de mayo se produjo una intentona de golpe de Estado tras semanas de inestabilidad social y política por la decisión del presidente de optar a un tercer mandato en las elecciones de junio.
Sus detractores, como Feruzi, argumentan que la Constitución y el acuerdo de paz de Arusha limitan a dos los mandatos, mientras que Nkurunziza alega que su primera etapa no cuenta al haber sido elegido por el Parlamento.
La crisis ha obligado a más de 110.000 personas a huir hacia países vecinos y el presidente Nkurunziza se aferra a la sentencia del Tribunal Supremo que considera legítima su candidatura para las elecciones presidenciales del 26 de junio. Las elecciones legislativas y locales están previstas para el 5 de junio.