Monte dei Paschi di Siena es el banco más antiguo de Italia. Es, también, el más enfermo. La presa que los “bajistas” de la bolsa mundial tratan de cazar, debilitado como está por sus decenas de miles de millones de euros en préstamos morosos.
Este banco y el sistema financiero italiano están detrás de la preocupación europea por el fallido referéndum constitucional y la dimisión de Matteo Renzi.
Ahora todo depende de la decisión de un hombre, el presidente italiano Sergio Mattarella: ¿Pedirá un gobierno de transición? ¿O convocará elecciones?
“Esta semana el banco tenía previsto ampliar capital, y por eso en este momento lo primero es tratar de amortiguar la reacción de los mercados tras la dimisión del primer ministro italiano”, explica a Te Interesa Pablo Martín de Santa Olalla, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Madrid.
Mattarella tiene, en estos momentos varias opciones, ninguna totalmente ausente de dificultad.
La primera y más probable es que pida formar Gobierno a un candidato de consenso, y que líder el país hasta el año que viene, ya con el saneamiento del sistema financiero esté más avanzado.
Todos los análisis apuntan al ministro de Economía y Hacienda, Pier Carlo Padoan. “Eso daría tranquilidad a los mercados, sobre todo porque él ya estaba involucrado en el saneamiento de sector bancario, no genera animadversión y es independiente, no del Partido Democrático de Matteo Renzi”, explica Martín de Santa Olalla.
Una vez nombrado candidato a primer ministro, ha de ser votado en el Parlamento. Ahí llega el primer problema: puede que, con elecciones a la vista, los miembros de la coalición que han apoyado al Partido Democrático ya no quieran hacerlo.
La coalición actual está formada por el Partido Democrático, del que Renzi sigue siendo secretario general (un crisol ideológico que abarca desde los centristas hasta la izquierda cristiana, pasando por la socialdemocracia); el partido Alianza Liberal Popular de Denis Verdini, una excisión del Forza Italia de Silvio Berlusconni; y el llamado Nueva Centroderecha de Angelino Alfano, que abandonó Forza Italia de Silvio Berlusconni y lo dejó compuesto y sin tres decenas de diputados y senadores para irse con el “enemigo”.
Está por ver qué hace Alfano, preocupado por su futuro político.
Y en este sentido hay una clave interesante. En Italia, los diputados que completan una legislatura tienen derecho a pensión vitalicia. Alfano ya la tiene garantizada, porque ha gobernado antes. Pero, ¿qué hay del resto de diputados? Les puede compensar aguantar hasta el final de la legislatura.
Otra de las cuestiones es qué va a pasar con la secretaría general del Partido Democrático. Tras esta drástica derrota de Renzi, ¿van a intentar arrebatarle el cargo?
Convocar elecciones pero, ¿con qué ley electoral?
La segunda opción de Mattarello es la de convocar directamente nuevas elecciones.
Es lo que desean el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo y la Liga Norte de Matteo Salvini. Ambos creen que puede aprovechar el ímpetu populista global. Salvini ha saludado la derrota de Renzi con un tuit que decía: ¡Viva Trump, viva Putin, viva la Le Pen y viva la Liga [Norte]!
Pero hay cuestiones que complican estos nuevos comicios. Para empezar, ¿con qué ley electoral? La que ha aprobado el Parlamento en junio, la Italicum, que premia al partido que consiga la mayoría para hacer Italia más gobernable, tiene un problema: se hizo asumiendo que iba a salir el referéndum que eliminaba el Senado. Si se convocan elecciones, son al Senado y a la Cámara de Diputados. Así que esa ley no vale. La anterior tampoco: la Porcelum, de 2005, ha sido anulada por inconstitucional. Habría que hacerlo con la anterior, de 1993. Se llama Ley Mattarellum. La hizo, precisamente, el hombre que tiene en sus manos el destino de Italia y, tal vez, el de los próximos meses del euro: el propio presidente, Sergio Mattarella.