Un diputado austriaco que participó en la misión de observación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que supervisó las elecciones presidenciales rusas del pasado domingo ha afirmado que esta organización internacional y otros organismos no han actuado con imparcialidad por haber afirmado que el proceso electoral fue manipulado a favor del primer ministro, Vladimir Putin, que fue el vencedor de los comicios, con el 64 por ciento de los votos.
Los observadores extranjeros han manifestado que Putin, que logró la mayoría absoluta de los votos, según el recuento oficial, tuvo una clara ventaja sobre sus rivales gracias al respaldo de los medios de comunicación y al empleo de los recursos estatales para impulsar su candidatura para un tercer mandato al frente del Kremlin.
Los expertos enviados por la OSCE y por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa han asegurado que en la cita electoral hubo irregularidades que deben ser investigadas en profundidad. «He sentido como si no hubiera estado en las mismas elecciones que la OSCE», ha asegurado, en declaraciones a Reuters, el senador del Partido Social Demócrata austriaco y miembro del comité supervisor de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa Stefan Schennach.
«Tengo que pedir perdón porque parece ser una acción políticamente motivada. La OSCE probablemente escribió antes de las elecciones el informe difundido después de los comicios», ha afirmado. Al ser consultado por el motivo que le lleva a esa conclusión, el senador austriaco ha apuntado al carácter «político» de la OSCE. «La OSCE no es un coro de niños. Es también política», ha indicado.
Por su parte, un portavoz del departamento de supervisión electoral de la OSCE en Varsovia (Polonia) ha defendido el trabajo realizado por el organismo en las elecciones presidenciales rusas y ha incidido en que las conclusiones se basaron en los datos aportados por un amplio número de observadores desplegados por todo el país.
En este sentido, ha hecho hincapié en que el informe es el resultado de un trabajo conjunto de la Oficina de Derechos Humanos e Instituciones Democráticas de la OSCE, con una larga experiencia en supervisión de comicios en Rusia, y la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.
«Aunque es perfectamente posible que un solo observador vaya a unos pocos centros electorales en los que todo está bien, eso no significa que no haya habido problemas en estas elecciones. Creo que nuestro informe es muy detallado y denuncia las deficiencias», ha afirmado el portavoz de la OSCE en Varsovia.
El informe de la OSCE también expone algunas circunstancias positivas y analiza no sólo la jornada electoral sino también el proceso previo y posteriores, el acceso de los diferentes candidatos a los medios de comunicación y el trabajo de la Comisión Electoral Central, el organismo ruso que certifica los resultados, según ha subrayado el portavoz de la OSCE.
Schennach, de 55 años, ha afirmado que la OSCE ha encontrado deficiencias en las elecciones rusas porque estaba determinada a denunciar como irregularidades unos hechos que en otros comicios presidenciales, como los de Austria y Alemania, no denunciaría.
En concreto, ha explicado que el periodo preelectoral estuvo marcado por la presión a favor de la candidatura del primer ministro, Vladimir Putin, y que la televisión estatal era claramente partidaria del jefe de Gobierno, circunstancias que también se dan en los comicios en Austria.
«Hay, desde luego, otra dimensión (en Rusia) y la presión es diferente, no hay duda. No es el tipo de democracia que deseamos pero la jornada electoral tuvo un alto nivel» democrático, ha afirmado Schennach. El senador austríaco ha incidido en que es incorrecto dar como conclusión que las elecciones estuvieron marcadas por irregularidades cuando esos problemas sólo se registraron, «quizás», «en unos 300 de los 95.000 centros electorales», además de los déficits democráticos que existen en la región separatista de Chechenia.
Schennach ha contrapuesto la situación de los comicios en Rusia con las graves irregularidades detectadas en las elecciones de 2008 en Georgia. «Estuve en Georgia cuando el fraude electoral fue flagrante. Los supervisores electorales sólo estuvimos en el proceso de relleno de formularios horas después de las elecciones. Al día siguiente (de la jornada electoral), a las 5.00 horas, apareció (el jefe del equipo de observación de la OSCE) y declaró que las elecciones habían sido correctas. Algo no está bien», ha concluido.