Nigeria es un país complejo. Con más de 150 millones de habitantes, es el país más poblado de África: uno de cada cuatro africanos es nigeriano. Una gran población que se divide casi a partes iguales entre cristianos (católicos y protestantes) y musulmanes, principalmente suníes. La violencia de Boko Haram, banda terrorista islámica, se dirige hacia los sectores «occidentalizados» de la sociedad nigeriana, generalmente instituciones educativas y cristianas, pero los musulmanes también sufren la violencia.
«Los musulmanes también pagan con su sangre», explica Kenneth Iloabuchi, sacerdote nigeriano. Una idea que corrobora también Javier Menéndez, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada, «Boko Haram mete en el paquete a todos, incluso a musulmanes que hablen de paz».
La violencia de Boko Haram ha impregnado todos los segmentos de la sociedad nigeriana y no se libra nadie. Aunque la banda terrorista se clasifique como una organización islamista, sus ataques se han convertido en indiscriminados hacia todo aquel que les critique.
Algo que ocurre tanto entre cristianos como musulmanes, «en la zona norte la mayoría de musulmanes son de la tribu Hausa, e incluso entre ellos mismos hay problemas, hay división. Hay muchos fieles a los que no les gusta la violencia y rechazan lo que hacen sus hermanos«, explica Iloabuchi, nigeriano de origen, pero residente en Murcia.
Un rechazo abierto que muchos tienen miedo de expresar. Quienes lo hacen pagan, a menudo, con su vida.
En el mes de febrero moría abatido a tiros el imán Shaikh Adam Albani. Viajaba en su coche junto a su mujer e hijos cuando varios terroristas comenzaron a disparar contra el vehículo, hiriendole a él y a su familia. Su mujer y uno de sus hijos, de 18 años, murieron en el acto. Varias personas enmascaradas lo sacaron del coche y lo abatieron. Más tarde moriría en el hospital.
Albani era un lider del movimiento religioso salafista, profesor de teología y conocido en la región por predicar contra Boko Haram. El clérigo predicaba a menudo criticando a la banda terrorista, diciendo que sus actividades «no eran Islam», pero también expresaba rechazo hacia el gobierno nigeriano, lo que ocasionó su detención en 2011.
En unas declaraciones realizadas en 2012, Albani expresaba «no tenemos miedo de ninguna intimidación, sólo tenemos miedo de Dios. No estamos en contra de nadie, pero cualquiera que quiera intimidarnos verá la rabia de Dios».