Ser mujer es un riesgo. En cientos de países del mundo, el simple hecho de no haber nacido hombre supone una condena segura a una vida de subordinación, violencia y falta de derechos.
Afganistán, Albania, Arabia Saudí, Barhein, Bangladesh, Bosnia, Camboya, Egipto, Emiratos Árabes, Georgia, India, Indonesia, Irak, Irán, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos, Nepal, Nigeria, Omán, Uzbekistán, Palestina, Pakistán, Qatar, Somalia, Sudán, Siria, Turquía y Yemen. Son los países en los que se producen anualmente miles de muertes por cuestiones de »honor».
Unos asesinatos que ocurren, principalmente, en países islámicos y que buscan justificar una violencia contra la mujer por religión, historia o costumbres sociales. Una lacra que empuja al género femenino a lo más bajo en la escala social: no tienen derechos por el simple hecho de no haber nacido hombres.
Arabia Saudí
Arabia Saudí es, probablemente, el país más conocido por su sistemática y legislada discriminación contra el género femenino. Las ciudadanas del país no pueden conducir, tienen que llevar ħijāb, no pueden juntarse con los hombres, necesitan un guardián masculino para viajar, hacer negocios o ir al médico o abrir una cuenta bancaria.
Si se les ve con hombres que no sean parte de su familia, pueden ser acusadas de adulterio o prostitución. Algunas de estas leyes no están escritas, y están impuestas en base a costumbres tribales del Islam, procedentes de las tribus nómadas en las que una estricta separación por géneros es la base de la sociedad.
Pese al panorama, hay espacio para algunos avances: hasta ahora no podían votar, pero el Rey Abdullah ha anunciado que podrán hacerlo (y podrán ser elegidas) para las próximas elecciones locales de 2015.
Pakistán
De acuerdo a la ley pakistaní, las mujeres son iguales a los hombres, tanto en la ley civil como en la sharia (islámica). No están obligadas a llevar ħijāb, pueden votar, conducir e ir a la universidad.
Pero aún así, el género femenino sufre de una gran discriminación en el país, por razones principalmente sociales: la violencia contra las mujeres va en aumento, el intercambio de mujeres para solucionar conflictos y matrimonios forzados de niñas son algunos de los ejemplos que sitúan al país como uno de los peores para nacer niña.
La violencia no es el único ejemplo de la discriminación contra las mujeres. Pakistán es una sociedad patriarcal, por lo que ellas, están subordinadas a los deseos del padre de familia. No tienen ni estatus, ni valor. La discriminación contra el género femenino surge a menudo dentro de la propia familia: la mejor educación, atención sanitaria y recursos van para los hijos, ya que ellas son educadas sólo para ser buenas madres y esposas.
Irán
Tienen que llevar hijab, aunque no de cara completa. Hay segregación en lugares como colegios o autobuses públicos. Tienen acceso a la educación, y en las universidades, el número de estudiantes femeninas es más alto que el de hombres.
Aún así, tienen más discriminación para acceder a trabajos, y el estado ha impuesto dificultades para que se puedan convertir en pediatras, ginecóloas o ingenieras. Es imposible que puedan acceder a puestos presidenciales, aunque sí que pueden llegar a cargos jurídicos, por ejemplo.
Yemen
Aunque la constitución yemení establece la igualdad de géneros, la realidad, impuesta por la ley sharía, es otra. Tienen derecho a voto, pero pocas tienen acceso a puestos políticos.
No pueden casarse con un ciudadano no yemení sin permiso de familia y estado, pueden divorciarse, pero deben enfrentarse a un largo proceso, mientras que si fueran hombres, podrían divorciarse casi instantáneamente.
En un juicio, la declaración de una mujer se considera como la de «media persona», es decir, que para equiparar una declaración de un hombre, hacen falta las de dos mujeres.
Sudán
Según un informe de Thomson Reuters Foundation, Sudán es uno de los peores países para ser mujer. De acuerdo al análisis, la ley del país, basada en el Islam, permite la violencia doméstica, matrimonios infantiles y violaciones.
En Sudán, más de 12 millones de mujeres son víctimas de la mutilación genital. Pueden casarse a partir de los 10 años y, según el código penal, pueden ser detenidas y flageladas por su vestimenta.