El bombardeo, en coordinación con el Gobierno somalí, tuvo lugar el viernes cerca de Harardere e inicialmente el Africom había informado de que había milicianos muertos, sin ofrecer una cifra exacta. En su último comunicado ha precisado que estiman que dejó «aproximadamente 60 muertos».
Según ha subrayado el Ejército estadounidense, este «ataque de precisión» sería el más mortífero llevado a cabo contra Al Shabaab después del realizado en noviembre de 2017 en el que habrían muerto un centenar de milicianos.
El Ejército estadounidense también ha aclarado que por el momento no hay información de que el bombardeo provocara víctimas civiles.