Milicianos de Boko Haram han asaltado durante la noche un internado matando a más de 40 personas, la mayoría alumnos, muchos de los cuales han muerto quemados por las llamas ya que el centro ha quedado destruido por el fuego, según han informado fuentes policiales y militares este martes.
«Algunos de los estudiantes han quedado reducidos a cenizas», ha denunciado el comisario de Policía Sanusi Rufai, tras el ataque contra un instituto público en Buni Yadi, en el estado de Yobe, cerca de la capital provincial, Damaturu. Todas las víctimas son niños, a las niñas no las tocaron, ha precisado.
Los asesinos atacaron un dormitorio común de un colegio de secundaria del nordeste de Nigeria matando según las últimas cifras de las autoridades nigerianas a 43 personas. El blanco de esta nueva matanza fue el liceo federal de la ciudad de Buni Yadi, donde estudian alumnos de entre 11 y 18 años.
Este ataque recuerda a otro que causó decenas de muertos en el mismo estado de Yobe el año pasado. Todo parece indicar que los agresores lanzaron explosivos contra el internado, abrieron fuego en las habitaciones y mataron a algunas víctimas con arma blanca, añaden las fuentes.
«Las ambulancias trajeron cadáveres del liceo del gobierno federal de la ciudad de Buni Yadi», donde se produjo el ataque. «Hasta ahora transportaron 43 muertos», declaró un responsable del hospital de Damaturu.
El grupo islamista, cuya lucha para crear un estado islámico en el norte de Nigeria se ha cobrado miles de vidas, está cometiendo cada vez más ataques contra la población civil. Boko Haram, cuyo nombre significa «la educación occidental es pecado» en la lengua local hausa, han atacado con frecuencia escuelas en el pasado. En junio, un ataque similar en la localidad de Mamudo dejó 22 estudiantes muertos.
Un portavoz militar en Yobe, capitán Lazarus Eli, ha confirmado el último ataque y ha indicado que «nuestros hombres están ahí persiguiendo a los asesinatos».
Jonathan defiende a su Ejército
El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, ha prometido que la lucha contra los insurgentes «mejorará», en aparente referencia a las peticiones del gobernador del estado de Borno, Kashim Shettim, para un mayor despliegue de efectivos y armas, según ha informado la cadena de televisión británica BBC.
En este sentido, el mandatario ha criticado a Shettim por decir que los milicianos de Boko Haram están mejor armados y más motivados que los militares y ha indicado que, si de verdad piensa que no son útiles, retirará al Ejército del estado durante un mes.
Más de 3.000 personas han muerto en los últimos cuatro años en los ataques perpetrados por Boko Haram contra las fuerzas de seguridad en la mitad norte y en la franja central de Nigeria, unas zonas donde los musulmanes son mayoría, frente al sur, predominantemente cristiano y donde se concentra la mayoría de los recursos naturales y la industria nigeriana.
La secta Boko Haram, cuyo nombre significa «La educación occidental es pecaminosa», pretende imponer una versión radical de la »sharia» o ley islámica.
Obsesion por las escuelas
Los ataques de escuelas por parte de Boko Haram representan una actividad nueva y reprobable que inició desde que el grupo comenzó su campaña de violencia en 2009″, dijo Zama Coursen-Neff, subdirectora de la División de Derechos del Niño de Human Rights Watch. «Se debe dejar en paz a los niños y a las instituciones educativas. Punto». En septiembre pasado, 40 alumnos al menos fueron asesinados en un colegio de enseñanza agrícola en la ciudad de Gujba, en el mismo Estado de Yobe. Los militantes de Boko Haram habían atacado también dormitorios, disparando contra los estudiantes durante la noche.
En 2002, ante la crisis económica que asolaba el norte del país, cerca de 200 estudiantes pertenecientes, en su mayoría, a la universidad de Maiduguri decidieron establecerse en un campamento cercano a la frontera con Níger. Once años después, su experiencia académica es ya bien diferente: más de 1.000 muertos y un odio extremo hacia sus antiguos educadores. No en vano, en septiembre de 2011, Boko Haram emitía un comunicado en el que amenazaba a 19 centros de enseñanza superior del país con iniciar una oleada de atentados si no dejaban de impartir »educación occidental».