Salman, de 31 años, se exponía a una pena de cadena perpetua si era hallada culpable de haber estado al corriente del plan de su marido –que mató a 49 personas– y haber incurrido en un presunto delito de instigación y complicidad, tal y como le acusaba la Fiscalía.
Asimismo, los fiscales presentaron cargos contra la esposa del autor del ataque, Omar Mateen, por supuesta obstrucción a la justicia, así como por ofrecer ayuda a su marido y apoyo al grupo terrorista Estado Islámico, al que Mateen había jurado lealtad.
Los abogados de la defensa argumentaron que Salman podría no haber estado al corriente de los planes de su marido dado que éste cambió de objetivo en el último momento. «Ni siquiera él sabía que iba a atacar el club Pulse ese día», aseveró el abogado Charles Swift. «Si él no lo sabía, ella tampoco», añadió.
Mateen se habría radicalizado por el contacto con islamistas en Internet pero también habría expresado su apoyo a grupos radicales que se oponían entre sí de forma violenta, según fuentes del FBI.
El día de la masacre, Mateen aseguró que estaba atacando el club Pulse en nombre del líder de Estado Islámico, Abú Bakr al Baghdadi. Mateen, según los investigadores, había expresado su solidaridad con los autores del atentado de Boston en 2013, los hermanos Dzokhar y Tamerlán Tsarnaev, y con un terrorista suicida estadounidense que pertenecía al Frente al Nusra, la filial de Al Qaeda, que se opone a Estado Islámico.