Unos 3.000 efectivos participaron en este despliegue, respaldado desde el aire por aviones y helicópteros. Se inició después de que las fuerzas turcas identificasen a un grupo de unos 30 guerrilleros en la montaña Goresi, situada en la zona fronteriza entre las provincias de Elazig y Diyarbakir.
La operación prosigue, pero Atalay ha adelantado que previsiblemente terminará a lo largo de este martes. El despliegue coincide con la llegada de las primeras nevadas a esas áreas de montaña, donde la entrada del invierno suele llevar pareja una reducción de los combates.
«Nuestras operaciones de invierno continuarán, no hay y no habrá ninguna pausa», ha advertido Atalay en una entrevista en televisión en la que, sin embargo, también ha abogado por combatir la insurgencia del PKK con reformas democráticas.
Entre los caminos que no contempla el Gobierno turco para frenar las acciones de la guerrilla está el diálogo, tal como ha querido aclarar el viceprimer ministro. En este sentido, ha negado las informaciones aparecidas en medios de comunicación y que especulaban sobre posibles negociaciones secretas entre Ankara y el PKK.
La guerrilla se levantó en armas contra el Estado en 1984 para reclamar mayores derechos para los kurdos. Desde entonces, el conflicto ha causado la muerte de más de 40.000 personas.