“Amigos y familia: estoy volviendo de Standing Rock, Dakota del Norte. Lo que he visto es muy difícil de explicar: la belleza, el nivel de sacrificio y la determinación de la gente involucrada”. Con estas palabras arrancaba el alegato en redes sociales del español José Manuel Rodríguez presente en las protestas de los Sioux contra la construcción de un oleoducto que atraviesa parte de su reserva. “No creáis a quienes os dicen que esto es como un concierto musical o Burning Man [un festival futurista en medio del desierto que se celebra en Nevada]”.
Desde el pasado mes de abril, hasta 3.000 personas han llegado a acampar frente a las excavadoras que trataban de hacer avanzar el oleoducto Dakota Access, una tubería de casi 1.900 kilómetros que atravesaba parte del río Misuri y el lago artificial Oahe, parte del territorio de Nación Sioux (en concreto, de la familia Lakota Oglala). En las protestas había medioambientalistas, indigenistas y, por supuesto, indios Sioux. Consideraban que el trazado iba a echar a perder tierras sagradas y a contaminar las aguas del río, que los Sioux consideran su modo de vida y les da agua potable.
El pasado noviembre, el gobernador de Dakota del Norte, el republicano Jack Dalrymple, había ordenado la “evacuación de emergencia” de los acampados. Ellos se han negado, y desde entonces ha habido situaciones de mucha tensión y violencia.
Ahora se cumplía el ultimátum para desalojar. Y, justo en el último momento, los acampados han ganado la batalla. Las autoridades federales han denegado el permiso para la construcción del polémico oleoducto. El Cuerpo de Ingenieros que administra esas tierras, ha confirmado que deniega el permiso, y va a revisar el impacto medioambiental de la tubería. Este Cuerpo depende del Ejército y, por tanto, del Gobierno de Barack Obama.
“Aunque hemos tenido continuas discusiones e intercambios de nueva información con los Standing Rock Sioux y Dakota Access, está claro que hay más trabajo por hacer”, ha afirmado la subsecretaria del Ejército para Obras Civiles, Ellen Darcy, en un comunicado, según el diario New York Times. “La mejor forma de completar ese trabajo de manera responsable y expeditiva es explorar rutas alternativas para el cruce del oleoducto”, ha añadido.
El presidente de la tribu, Dave Archambault, ha aplaudido la decisión: “Da pasos para corregir el curso de la historia y hacer lo correcto. No nos oponemos a la independencia energética, el desarrollo económico o las preocupaciones por la seguridad nacional, pero debemos asegurarnos de que estas decisiones se adoptan con las consideraciones de nuestros pueblos indígenas”.
El proyecto que ahora se revisa tiene un valor de 3.700 millones de dólares. Es una enorme una tubería de 1.885 kilómetros que pretende llevar medio millón de barriles de petróleo desde los yacimientos bituminosos de Dakota del Norte a una infraestructura ya existente en Illinois, desde donde el crudo podría distribuirse al Golfo de México. Está casi completado, a falta de ese tramo polémico
Esta paralización no significa el fin del proyecto. El presidente electo, Donald Trump, ha dicho recientemente que él apoya que siga adelante.