En un principio, varios testigos afirmaron que habían fallecido tres agentes, pero el subcomisario de la Policía en Dadaab, Nelson Kaliti, ha dicho que ha muerto un agente por la explosión de lo que parecía ser una bomba detonada por control remoto.
Un supervisor de la compañía de seguridad privada G4S ha confirmado este último balance de víctimas. «Oímos una explosión y, cuando llegamos, vimos el vehículo partido en dos. La parte frontal estaba sobre el cadáver mutilado del conductor», ha declarado a la agencia Reuters.
«Los otros dos policías, que están gravemente heridos, fueron sacados de entre los restos del coche», ha añadido. Varios médicos han dicho que los heridos ha sido trasladados a un hospital del Comité Internacional de Rescate.
La explosión se produjo en el campamento de Hagadera, que forma parte de Dadaab, un campo de refugiados que alberga a más de 460.000 somalíes que han salido de su país huyendo de la violencia y el hambre.
Desde que Kenia envió a sus soldados a Somalia para que luchasen contra el grupo armado islamista Al Shabaab, se han producido varios ataques con bombas y granadas en zonas de Kenia próximas a la frontera.
En Hagadera se han llevado a cabo varios ataques en los últimos meses. El pasado noviembre, una bomba detonada por control remoto hizo explotar un vehículo que estaba escoltando un convoy de la ONU cerca de ese campamento, y en octubre fueron secuestradas dos cooperantes españolas de Médicos Sin Fronteras que estaban trabajando en Dadaab.