Los últimos sondeos dan un nuevo batacazo a Partido Laborista y Conservador de cara a las elecciones europeas que, en Reino Unido, se celebran este jueves 22 de mayo. Que el Partido por la Independencia de Reino unido (UKIP) vaya en cabeza en las encuestas no es nada nuevo, sino que se viene diciendo desde hace semanas. Lo sorprendente es que la campaña multipartido que se lanzó la semana pasada para señalar de racista a la formación liderada por Nigel Farage no sólo no haya tenido el efecto deseado, sino que además, ha sido totalmente contraproducente.
Los ataques de todos los partidos y, principalmente, de los dos mayoritarios, contra la formación ultraderechista y xenófoba no han hecho “comprender” al votante que Farage es un simple racista. De hecho, el electorado se ha sentido abordado con la agresividad de esta campaña y la ha considerado un simple ataque, cuyo único objetivo es minarle políticamente.
Los votantes siguen sin verle como un “racista” y los continuos ataques al UKIP podrían reafirmar los votos que destinarán al euroescepticismo los que una vez habían votado a laboristas o conservadores. Los resultados de los sondeos del penúltimo día de campaña han mostrado, de hecho, tendencia e indican que la campaña contra Farage no sólo ha elevado el perfil de Farage sino que lo ha confirmado como el principal candidato para dar fin al sistema establecido.
El aparente varapalo que ha azotado a ambos partidos llega de los resultados de los últimos sondeos telefónicos, que siguen dando al UKIP una clara victoria en los comicios al Parlamento Europeo. De hecho, ha sido el Partido Laborista, liderado por Ed Miliband, el que ha salido peor parado de esta campaña, ya que según recoge el diario ‘The Guardian’, se ha “bloqueado en un batalla interna sobre cómo atacar de forma más agresiva a Farage”.
Miliband se ha preocupado de no tildarle gratuitamente de racista y ha intentado en su lugar ofrecer soluciones políticas a las cuestiones que derivan los votos hacia el UKIP. Por su parte, otros estrategas dentro del partido creen que sólo un ataque más directo podría tener efecto en el tradicional votante laborista.
Farage se salva de una polémica
La última controversia sobre el racismo (o no racismo) del UKIP tuvo lugar este martes, cuando Farage decidió no acudir al pequeño carnaval que se celebraba en una calle del municipio de Croyton, al sur de Londres, después de que uno de los candidatos locales, Winston McKenzie, hiciera unas polémicas declaraciones describiendo la zona como un “vertedero” inseguro. El evento se organizó, de hecho, después de varios comentarios racistas del UKIP y después de que Farage sugiriera que la gente no debía de querer vivir en una calle llena de rumanos.
A pesar de no haber acudido, Farage se salvó de la polémica argumentando que no había podido ir al evento, aunque sí quería, pero que estaba demasiado ocupado y “no había tenido tiempo”. Poco después, Hampshire celebraba un mitin en el que Farage citaba a Mahatma Gandhi para rechazar las críticas contra su partido, bien procedentes de los partidos mayoritarios como de los medios de comunicación.
“Primero os ignoran, después se ríen de vosotros y, por último, os atacan. Entonces, ganáis”, se jactaba el líder xenófobo. Y en realidad, Farage está completamente seguro de que ganará los comicios europeos.
Osborne tiene para todos
Mientras y aprovechando la coyuntura, el ministro de Finanzas conservador, George Osborne, parece querer aprovechar las últimas horas que le quedan hasta que tenga lugar la votación para atacar a sus dos principales contrincantes, el Partido Laborista y el UKIP, pidiendo a los ciudadanos que “rechacen las fuerzas del pesimismo de la derecha y la izquierda populistas”.
En un discurso pronunciado este mismo miércoles, Osborne explica cómo “los partidos de izquierda y la derecha populista tienen eso en común: quieren levantar el puente levadizo y aislar a Reino Unido del mundo”. “Quieren establecer los precios, regular los ingresos, imponer controles de alquiler, crear una guerra en los grandes negocios, demonizar la creación de riqueza, volver a nacionalizar las industrias… quieren que se entienda que ellos pueden restablecer el control de todos los aspectos de la economía. Ya sea desde la izquierda o desde la derecha populista, estamos viendo una agenda política profundamente pesimista, depresiva y contraria al negocio”.
Las críticas no valdrán, el UKIP sigue líder
Pero la oleada de críticas y ataques contra el UKIP parece que no ha valido de mucho ya que si se cumple lo que predicen las encuestas, la formación euroescéptica podría obtener muchos de los 73 escaños que le corresponden a Reino Unido en el Parlamento Europeo.
Entre un 29% y un 30% de los votos podrían ir al partido de Farage, aventajando en uno o dos puntos a los laboristas y en siete u ocho a los ‘tories’, según los sondeos recientes de »The Sunday Times» o »The Sun». Los conservadores obtuvieron en las pasadas elecciones europeas un 27% de los sufragios, sentando en la Eurocámara a 25 de sus diputados, pero ahora podrían quedar relegados a una tercera plaza.
Si se confirman los datos, el Partido Conservador ahondaría en su deriva, a medio camino entre quienes quieren seguir vinculados a Europa con cambios en el actual sistema y quienes aspiran a la ruptura. El primer ministro británico, David Cameron, ha prometido que si vence en 2015 convocará un referéndum sobre la posible salida de la UE para 2017.
¿Por qué grupo parlamentario optará el UKIP?
El UKIP, entretanto, ha sacado rédito político del creciente euroescepticismo que ha cundido incluso en las filas »tories». Sin embargo, en esta campaña ha tenido que hacer frente a sus propios fantasmas y se ha esforzado por desmarcarse de los partidos de ultraderecha que han ganado peso en los últimos años en la Europa continental.
Así, desde el UKIP, con su líder Nigel Farage al frente, han respondido a quienes les acusan de racistas o les equiparan con el Frente Nacional francés. La duda es tal que ni siquiera está claro a qué grupo político se adscribirá en la Eurocámara tras las elecciones y cuáles serán sus socios, entre los que figura actualmente la italiana Liga Norte.
La aritmética electoral dibuja un escenario favorable para el UKIP pero nada tiene que ver con la fórmula utilizada a nivel interno para repartir escaños en las legislativas, basado en pequeñas circunscripciones uninominales.
De esta forma, el euroescepticismo sí que podría cantar victoria en la que es su principal batalla pero los laboristas y los conservadores pueden maquillar su derrota agarrándose a las diferencias entre las dos votaciones.
Sí parece seguro, no obstante, que el Partido Laborista sellará en estos comicios su repunte electoral, tras una grave crisis desatada en las legislativas de 2010 y que supuso un cambio de liderazgo. Los conservadores, por su parte, prosiguen una caída que, al menos por el momento, no parece insalvable de cara al próximo año.