Los equipos de rescate han estado excavando con sus propias manos mientras los cuerpos se apilan en Nepal tras el terremoto.
El oficial del Ejército Santosh Nepal y un grupo de rescatistas han trabajado toda la noche para abrir el paso en un edificio que se ha venido abajo en Katmandú. Han tenido que usar picos ya que no se pueden emplear excavadoras en las estrechas callejas de la ciudad vieja.
«Creemos que todavía hay personas atrapadas en el interior», ha indicado a Reuters, señalando los escombros a que ha quedado reducido un edificio residencial de tres plantas.
Algunos edificios de Katmandú se vinieron abajo como castillos de naipes, otros han quedado inclinados en ángulos precarios y los derrumbes parciales han puesto de manifiesto las habitaciones y el mobiliario de sus residentes.
Los rescatistas, algunos con mascarillas para evitar el polvo de los escombros, trabajan en los montones de ladrillos y madera con la esperanza de encontrar supervivientes. Algunos incluso lo hacen con sus manos llenando pequeños cubos con piedras y otros restos.
Mientras, en el peor desastre en el Everest, este domingo se han descubierto los cuerpos de 17 escaladores que quedaron sepultados por avalanchas, pero todavía hay cientos de personas, algunas heridas, atrapadas en la montaña.
El Gobierno de Nepal se ha visto sobrepasado por la escala del desastre, por lo que la vecina India ya ha enviado suministros médicos y equipos de rescate, mientras que China ha enviado a un equipo de emergencia.
En Katmandú, entre los edificios derruidos figura la torre Dharahara, de 200 metros de altura, construida en 1832 para la reina de Nepal, con un balcón con vistas para los visitantes desde hace 10 años. Aquí también ha habido varios muertos y un policía indicó que podría haber hasta 200 atrapados.
«La gente camina por la calle, confusa y asustada y muchos lloran»
«Hay muchísima gente caminando desconcertada por las calles. Están confusos y asustados; muchos lloran», relata un testigo a la CNN desde Katmandú. «Caminan con sus familiares y sus mascotas en brazos, sin atreverse a ponerse bajo un techo. Se sabe que hay mucha gente atrapada en los escombros y decenas de voluntarios tratan de rescatarlos», añade.
Con un balance de víctimas que supera los mil muertos, los nepalíes tienen miedo a estar bajo cubierto. «Estamos asustados; esperamos que haya réplicas», cuenta Shiwani Neupane desde Kathmandu. «Estamos sentados en la calle escuchando las noticias en las radios de los coches porque no hay electricidad. Escuchamos que hay muchos edificios derruidos. Nosotros los hemos visto», cuenta.
De acuerdo con su descripción, hay ambulancias y policía por todas partes. Llevan máscaras. «Todo el mundo está asustado».
«Estamos intentando sacar a la gente enterrada entre los escombros», dice a DPA Sudip Budhathoki, que se ha ofrecido como voluntario en las labores de rescate en uno de los barrios antiguos de la ciudad. «Algunos turistas también están ayudando», añade en referencia a los muchos visitantes que recibe la ciudad, y que ahora se encuentran varados tras el cierre temporal del aeropuerto.
«Al menos estamos vivos»
Templos y monumentos históricos han quedado reducidos a la nada, incluidos el conjunto arquitectónico de la Plaza Durbar y la Torre Dharahara, declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
«Todos los templos están destrozados», relata Kashid Shresta, un escritor afincado en la capital nepalí, en referencia a la desoladora imagen de la Plaza Durbar. Había una campaña de donación de sangre en uno de los sitios históricos, explica. El edificio colapsó y parece que todos han muerto. «Es una tragedia nacional».
Los medios locales muestran imágenes de devastación absoluta , con calles agrietadas y llenas de escombros y heridos a la espera de ayuda. «Mi casa en Ranipauwa, cerca de Katmandú, está totalmente destrozada. Pero al menos estamos vivos», dice Puja Lama. Anish Chettri, oriundo de Dolakha, cuenta que su pueblo ha quedado destruido por completo.
El terremoto provocó cortes eléctricos y telefónicos «Centenares de personas se encuentran enterradas y aún no han podido ser rescatadas«, señalaba Sarita Pariyar, del distrito de Sundupalchowk. Según las organizaciones humanitarias, aún no es posible valorar con precisión lo terrible de la situación.
«La devastación domina por todas partes. Vi cómo los escombros de un edificio que se desplomaba golpeaban a dos personas en la New Road», cuenta Yogesh Sitaula, mientras camina por la ciudad. «Hay edificios y muros derrumbados por todas partes. La gente es asistida en plena calle, los hospitales están saturados». En el aeropuerto sólo se permite el aterrizaje de aviones con ayuda de emergencia.
Miles de personas a la intemperie
Este domingo por la mañana seguían llegando cuerpos al hospital en Katmandú, donde el oficial de Policía Sudan Shreshtha ha precisado que han llevado 166 cadáveres durante la noche. «Estoy cansado y exhausto pero tengo que trabajar y tener fuerzas», ha declarado Shreshtha a Reuters mientras una ambulancia llevaba otros tres cuerpos más al Hospital Universitario Tribhuvan.
Miles de personas han pasado la noche a la intemperie pese a las gélidas temperaturas y la lluvia, demasiado temerosas de volver a sus casas dañadas. Este domingo, los supervivientes deambulan por las calles con mantas mientras que otros están sentados con sus hijos junto a algunas bolsas de plástico en las que guardan sus pertenencias.
El terremoto de 7,9 de magnitud se produjo hacia mediodía del sábado en un momento de mucho turismo para el país dada la temporada de trekking y escalada y se estima que hay en Nepal unos 300.000 turistas extranjeros.
La Policía de Nepal ha elevado el balance de muertos a 1.910, mientras que también hay 4.625 heridos. Al menos 700 de los muertos han sido en Katmandú, una ciudad de alrededor de un millón de habitantes donde muchas de las viviendas son viejas, endebles y están amontonadas.