La independencia de Sudán del Sur ha supuesto un hito inédito en la historia contemporánea de África y, en parte, consecuencia muy tardía del pasado colonial del continente. Jesús Díez Alcalde, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos desgrana como ha sido el proceso entre el norte y el sur hasta nuestos días.
La antigua República de Sudán, tal y como la conocimos hasta la independencia de Sudán del Sur en 2011, era un Estado muy heterogéneo desde todos los puntos de vista, donde convivían etnias y tribus árabes y negras, pueblos musulmanes y cristianos. La guerra entre el norte árabe y el sur cristiano marcó, en todos los ámbitos, la breve historia de la República de Sudán como país en el ámbito internacional –apenas 65 años–, pero no ha sido el único foco de conflictividad en el territorio sudanés que ha marcado el convulso devenir de este país africano.
La historia de Sudán es la historia de la dominación árabe sobre las tribus africanas. Desde su llegada a Egipto en el año 640, los pueblos árabes comenzaron su expansión hacia el sur, donde se asentaban los reinos cristianos coptos procedentes de tierras etíopes. Tras más de seis siglos de convivencia pacífica, gracias al comercio y al tránsito de musulmanes en peregrinación a La Meca, a partir del siglo XV comenzó la verdadera arabización e islamización del norte y centro del país. Desde entonces, el sur del Sudán se convirtió en fuente de riqueza y de esclavos para los árabes, y comenzaron a fraguarse las enormes diferencias que aún hoy subsisten.
A final de la década de los 90, además del incremento de la potencia militar de las unidades y milicias aliadas con el gobierno de Jartum, el conflicto estaba condicionado por los siguientes factores:
– La división en el seno de la insurgencia que, gracias a la política “Peace from within” alentado desde Jartum, provocó la fragmentación de las facciones rebeldes, algunas de las cuales se aliaron con Jartum. A pesar de ello, el SPLM/A continuó liderando el conflicto, y John Garang se convirtió en el único líder –dentro y fuera de Sudán– gracias el respaldo de la coalición de partidos opositores a Al Bashir, reunidos en la Alianza Democrática Nacional (NDA).
– El crecimiento de la producción de petróleo, justo en la zona fronteriza de la línea de separación colonial entre el norte y sur (la conocida Línea 1956). Gracias a las iniciales exportaciones de petróleo, con la llegada de numerosas compañías multinacionales, las Fuerzas Armadas de Sudán recibieron armamento y equipo militar, y la riqueza del país creció de forma rápida. Sin embargo, el petróleo también se convirtió en un factor intensificador del conflicto: se incrementaron los combates, y muchos países se vieron obligados a abandonar las áreas de explotación.
– La extensión de los combates a las Montañas Nuba, en el estado de Kordofán, cuyos pueblos estaban siendo sistemáticamente aniquilados por las milicias árabes para “limpiar” las incipientes zonas de explotación petrolífera. Las poblaciones nubas –en cantidad superior al millón– huyeron masivamente hacia el norte del país, y ocuparon los infrahumanos “campos de paz” en los alrededores de Jartum, donde aún hoy viven hacinados a la espera de volver a sus tierras de origen.
A inicios del siglo XXI se sucedían los ataques gubernamentales en todas las poblaciones cercanas a las explotaciones de crudo y, en respuesta, los rebeldes dirigían de forma masiva sus acciones contra los trabajadores internacionales que operan en las bases petroleras, excusándose en que los beneficios del crudo financiaban las operaciones militares del gobierno en el devastado sur de Sudán.
La independencia de Sudán del Sur: un hito para África en el siglo XXI
«La República de Sudán anuncia que reconoce a la República de Sudán del Sur como Estado independiente, según las fronteras del 1º de enero de 1956», declaró el ministro de Asuntos presidenciales Bakri Hasan Saleh.
En enero del 2011 tuvo lugar un referéndum de autodeterminación en la que hasta ahora era la región autónoma del sur de Sudán, y el sí venció con el 98,83% de los votos.
Sudán del Sur consigue ser desde sábado el 9 de enero el Estado número 54 de África tras serle reconocida una independencia que costó años de guerra civil, dos millones de muertos y cuatro millones de desplazados, según la ONU.La ceremonia oficial para proclamar la independencia de Sudán del Sur comenzó en el mausoleo del John Garang en el centro de Yuba con la presencia de delegaciones de ochenta países y una treintena de jefes de Estado.