Cuando hablamos del conflicto de la guerra sectaria en Irak hay que tener en cuenta a las dos facciones que se mantienen enfrentadas, que son los suníes y los chiíes. En Irak, tras el progresivo abandono de las tropas estadounidenses del territorio, se ha producido el avance de lo que se conoce como como el Estado Islámico de Irak y El Levante (EIIE), o también conocido como ISIS, es decir, una de las facciones más radicales de los suníes, que tienen como bandera la violencia extrema a la comunidad chií que vive en Irak.
Los chiíes y los suníes siguen normas distintas en cuanto a los preceptos del Islam, los chiíes hoy en día conforman el 10% de la comunidad islámica, y siguen las enseñanzas de Ali, el primo de Mahoma, como sucesor designado por el profeta tras su muerte. Port su parte los suníes representan el 85% de los religiosos islámicos en el mundo y su figura clave es Abu Bakr, suegro y amigo de Mahoma.
El mundo islámico se encuentra dividido entre los seguidores de ambas facciones y los países que apoyan a cada rama de la religión de Alá es diferente en cada país. Así como en Irak el brazo armado radical suní del ISIS es el que está provocando el terror y las masacres entre la población civil, en Siria la mayoría alahuita (de origen chií) es la que discrimina a los ciudadanos de credo suní. No es igual en Baréin, donde los suníes son predominantes. El mayor defensor del chiismo es el estado de Irán, que se postula como la mayor amenza para la población suní que vive em Irak, pues son numerosas las ocasiones en las que han advertido que tomarán medidas para defender a los chiíes en Irak.
Un informe del Brookings Doha Center, una de las instituciones con mayores analistas mundiales en cuestiones de política y temas internacionales, habla de la «Guerra Fría en el Medio Este» y se refiere al sectarismo religioso como un conflicto en que Irán y Arabia Saudí son los dos ejes principales que mueven los hilos de las actuales tensiones en Oriente Medio. El texto ha sido elaborado por F. Gregory Gause, experto en política del área del Golfo de la institución.
Esta Guerra Fría, según los analistas políticos internacionales del organismo, se basa en una serie de actores regionales, que son actores-estado y otros que tampoco constituyen un estado en sí. Los mismos expertos consideran que se trata de una «nueva Guerra Fría» porque tiene similitudes con las tensiones que asolaron a Oriente Medio en los años 50. Así cita al experto en mundo islámico Malcom Kerr, que creció en el Líbano y fue presidente de la Universidad Americana de Beirut en el Líbano. Entonces, durante el periodo citado, Gamal Abd al Nasir, político y estadista egipcio durante la década de los 50 y 60, utilizaba la tecnología de ese momentopara dar el apoyo nacionalista árabe entre los regímenes de Siria, Irak, Jordania, Arabia Saudita y en más emplazamientos.
No solo una lucha entre chiíes y suníes
Este informe manifiesta que «el confrontamiento actual tiene un elemento sectario importante, pero no se puede entender como una lucha entre la Shia (chiíes) y los suníes». El texto se refiere a que Irán y Arabia Saudita están usando la división entre las facciones religiosas para «en ese juego», pero que que ambos han cruzado la línea del conflicto religioso al haber pedido ayudas a aliados regionales. El documento señala que «es más la debilidad de los estados árabes lo que ha endurecido el conflicto, más que el sectarismo o el ascenso de las ideologías islámicas», subraya.
De hecho el mismo texto alude a que «lo que ha creado las luchas entre los países de Oriente Medio en esta Guerra Fría es la debilidad de los mismos estados islámicos». El Brookings Doha Center señala que, las razones en un conflicto no son nunca bilaterales, y que esto se puede extrapolar a esta Guerra Fría. El documento menciona a las facciones sauditas, los Hermanos Musulmanes, y sus aliados regionales, el emergente Estado Islámico (también conocido como el Califato Islámico) y a los otros grupos suníes que están localizados en este conflicto y que no están adoptando el rol que les correspondería dentro del islamismo del mundo suní.
«Los suníes contra la Shia no pueden ser considerados como una simple justificación para los conflictos que existen en Oriente Medio», explica el documento de los analistas. Más precisamente cita el hecho de que «el fraccionamiento del estado Iraquí ha incrementado de manera llamativa la prominencia del sectarismo religiosos en la política regional», es decir, sí que hay una tendencia hacia el problema del endurecimiento del sectarismo, pero hay que tener en cuenta a otros actores políticos más complejos.