Un mes después de las protestas masivas llevaron al derrocamiento del presidente Mohamed Mursi, Egipto sigue siendo un torbellino. La pregunta ante ese hecho es evidente: ¿Podrá prosperar un gobierno islamista en una democracia hoy día? Turquía, el gran ejemplo empieza a escorarse hacia posturas cada vez más radicales después de que Europa no se decidiera a reconocerla como uno de los suyos.
Mursi fue elegido democráticamente, aunque es cierto que los laicistas más preciados no participaron en las elecciones. Pero el Gobierno de los Hermanos Musulmanes no fue en su primer año un gobierno para todos. Fue un Gobierno de los suyos, que pensó primero en cambiar constituciones y costumbres que realidades económicas y de convivencia. La separación entre Iglesia y Estado es el gran reto, y parece que el más complejo de hacer entender a unos islamistas que relacionan ambos a la hora de llegar al poder.
Así, el 3 de julio Mursi saltó por los aires en un golpe de estado en toda regla, aunque fuera aplaudido por muchos. El país está divivido ante la inacción del mundo que teme meterse en un avispero de difícil salido. Al final, los militares, como casi siempre en Egipto controlan el país. Pero la rebelión y el radicalismo crece, mientras la mezquita Al Azhar de El Cairo, principal autoridad sunita del mundo que había apoyado el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi, empieza a desmarcarse de la violencia en boca del gran imán Ahmed al Tayyeb.
El resultado ha sido cientos de muertos y miles han resultado heridos en las últimas semanas, ya sea en enfrentamientos entre manifestantes opuestos o en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad egipcias. La escena de los helicópteros lanzando gases lacrimógenos provoca el pavor, mientras la gente quemada viva o tiroteada inunda los informativos. Eso y las violaciones a las mujeres, una constante. El temor a que la violencia empeore es clave.
Seis claves pueden explicar el caos en el que vive hoy Egipto.
1. ¿Por qué se eliminó a Mursi?
Mursi se convirtió en el primer presidente elegido democráticamente en junio de 2012 . Se habló de que impondría una educación occidental islamista, alineada con el movimiento de la Hermandad Musulmana, y que apostaría por la libertad y la justicia social. Nada de eso se cumplió salvo el pacto con los Hermanos Musulmanes, que controlaron el Ejecutivo.
Mursi fue acusado de autoritarismo y de tratar de forzar la agenda islámica de la Hermandad en las leyes de la nación. También fue criticado por muchos egipcios frustrados con la delincuencia rampante y una economía en dificultades que no habían mostrado mejoría desde que Mubarak renunció.
Pero los partidarios de Mursi se defienden señalando que las ofertas para integrar a laicos y musulmanes en el ejecutivo fueron rechazadas. Es cierto también que eran muchos los que querían ver a Mursi fuera del ejecutivo. Los primeros, los seguidores del régimen de Mubarak y los poderosos elementos en el Ministerio del Interior y el poder judicial, que nunca apoyaron su presidencia. ¿La falta de policía en las calles era uno de los elementos y la disolución del poder judicial de la cámara baja del parlamento fueron dos formas de minar la presidencia? Es más que probable.
2. ¿Dónde está Mursi ahora?
Mursi se encuentra detenido en una instalación militar no revelada y se enfrenta a de cargos criminales algo que ha irritado sobremanera a sus seguidores que temen por su integridad, y que ven como su presidente puede acabar cuando menos en la cárcel. No se le ha visto en público desde su expulsión, a pesar de que se ha reunido con una delegación de la Unión Africana, así como Catherine Ashton, jefa de política exterior de la Unión Europea. Poco más.
Mursi ha sido acusado por su fuga de la cárcel en 2011 junto a otros 18 miembros de la Hermandad Musulmana. La acusación señala que fue ayudado por Hamas, el ejército islámico palestino y Hezbollah. Mursi es acusado de escapar, destruir los registros oficiales de la prisión y el asesinato y el secuestro de policías y presos. No parece una acusación de peso para mantener preso a un expresidente, teniendo en cuenta la situación en Egipto. Algunos de los aliados de Mursi también han sido encarcelados desde el golpe. Los principales miembros del Partido Libertad y Justicia – brazo político de la Hermandad – fueron arrestados. Este ha sido otro de los motivos del enfrentamiento que sacude hoy a Egipto.
3. ¿Quién está protestando , y por qué?
Desde el derrocamiento de Mursi, los partidarios de la Hermandad Musulmana y el Partido Libertad y Justicia han organizado manifestaciones y sentadas en todo Egipto. También ha habido manifestaciones rivales para apoyar los esfuerzos del ejército. Funcionarios de la Hermandad Musulmana señalan que no cesarán hasta que Mursi vuelva a estar en el poder tras un golpe de estado ilegítimo. Se niegan a reconocer al gobierno interino o cooperar con él. “Han matado a la mayor democracia de Medio Oriente”, señalan iracundos. «El ejército intervino, y la oposición que no pudo ganar a través de las urnas lo han hecho con tanques”, señalan
Las tensiones han llegado a su punto culminante mientras las fuerzas de seguridad egipcias se dirigieron a dos campamentos improvisados . En tres horas del ataque, las fuerzas habían despejado el menor de los dos campos – el campo de Nahda, cerca del campus de la Universidad de El Cairo, pero el más grande – cerca de la Rabaa al-Adawiya mezquita en el este de El Cairo – ha demostrado ser más difícil y la violencia ha estallado extendiéndose por el país. El Ejército se vio obligado a llamar a sus fuerzas especiales.
«Los actos de terrorismo y el bloqueo de carreteras ya no son aceptables y representan una amenaza para la seguridad nacional y aterrorizan a los ciudadanos«, dijo el ministro de Información Durriya Sharaf el-Din. Para evitar un nuevo baño de sangre, los gobernantes civiles de Egipto tienen que garantizar el derecho permanente de los manifestantes a reunirse pacíficamente, y buscar alternativas a la dispersión violenta de las multitudes», dijo Nadim Houry, subdirector para Medio Oriente de Human Rights Watch. El debate continúa mientras corre la sangre.
4. ¿Quién está al mando?
Desde que asumió el poder de Mursi el ejército de Egipto se ha instalado un gobierno civil interino con Mansour Adly como presidente interino. Mansour es un juez de 67 años que encabezaba el Tribunal Constitucional Supremo del país. Días después de su toma de posesión, se emitió un decreto por el que se entregó un poder legislativo y esbozó un camino hacia nuevas elecciones.
Vice presidente interino de Egipto es el reformista egipcio Mohamed El Baradei quien ganó el Premio Nobel de la Paz por su trabajo como director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU. Pero los generales de Egipto aún ejercen un poder considerable. El mayor.
Pero sin duda, el que realmente sostenta el poder en el país es Al Sisi es la cabeza visible de un Ejército que hoy anunció la salida del poder del islamista Mursi, que apenas ha gobernado el país un año tras ganar las primeras elecciones democráticas desde la revolución que desbancó al presidente Hosni Mubarak en febrero de 2011.
5. ¿Qué hace EEUU mientras aumenta la violencia?
Estados Unidos no han tomado partido en la crisis política de Egipto. Su idea: minimizar la violencia y asegurar la participación en el proceso político.
La Hermandad Musulmana acusa al gobierno de Obama de ser «cómplice en el golpe militar». Egipto ha sido durante mucho tiempo un aliado cercano de los Estados Unidos. El país recibe $ 1.3 mil millones en ayuda militar anual de EE.UU.. Estados Unidos ayudan a Egipto, porque es uno de los dos únicos países árabes – junto con Jordania – que ha logrado estar en paz con Israel. Es lo que le importa.
6. ¿Qué ocurrirá ahora?
Todos los ojos están puestos en los Hermanos Musulmanes. Es la fuerza dominante del país y su experiencia democrática no ha resultado. ¿Qué hará? ¿Abrazar a Al Qaeda? ¿Ser un foco de violencia en el país? ¿Aprenderá de los errores de ligar religión y Estado de forma tan estrecha?
«A pesar del hecho de que muchas personas están fantaseando que este es el fin del movimiento islamista,» el país seguirá «tienen que hacer frente a la Hermandad ya sea como un movimiento político o movimiento clandestino», confiesa a la CNN el experto Ben Wedeman.
Y en un país que lucha hambre puede convertirse contra la pobreza y el desempleo, el nuevo gobierno tiene que trabajar con rapidez si quiere mantener el poder. Y que nadie olvide que el precio del pan y el en el mayor generador de ira, pero también de cambios del mundo. Egipto aún no ha encontrado su sitio, y mientras el mundo mira su violencia y tiembla.