«El capitán y seis miembros de la tripulación cogieron unos chalecos salvavidas y comenzaron a nadar», ha dicho Saed Mohammad Zia, paquistaní de 18 años, aunque ha matizado que les perdió de vista a causa del oleaje, por lo que desconoce su paradero.
De momento, han sido rescatadas 25 personas, entre ellas una mujer y varios niños con edades comprendidas entre los ocho y diez años, mientras que unas 200 están desaparecidas, según informa la agencia de noticias indonesia Antara.
Si bien, un superviviente citado por Antara ha indicado a las autoridades indonesias que cuatro autobuses han trasladado a unos 60 supervivientes al puerto donde embarcaron, aunque este extremo no ha sido confirmado.
Por su parte, el Servicio de Búsqueda y Rescate de Java Oriental (SAR) ha señalado que la mayoría de los supervivientes presentan síntomas de deshidratación y extenuación, ya que han estado flotando en el mar durante aproximadamente cinco horas.
La primera hipótesis apunta a que el barco volcó debido al fuerte oleaje que había a unos 90 kilómetros de la costa de Java Oriental, aunque el exceso de pasaje podría haber facilitado el naufragio, ya que el barco solamente tenía capacidad para cien personas.
Además de la tripulación, de nacionalidad indonesia, a bordo del barco iban migrantes procedentes de Irán, Irak, Pakistán y Afganistán. «La razón de mi viaje, al igual que la del resto de gente, era pedir asilo político en Australia», ha explicado uno de los supervivientes, un iraquí llamado Fahmi.
Una patrullera y un portaaviones de vigilancia australianos se sumarán este lunes a las tareas de búsqueda de supervivientes, mientras que la Policía australiana participará en la investigación de la Policía indonesia.
«Ya han pasado casi dos días desde que se hundió el barco, el agua está caliente pero muy picada, así que las posibilidades de encontrar gente con vida son cada vez más remotas», ha admitido el ministro de Interior de Australia, Jason Clare, a Australian Radio.
Este año, Indonesia ha promulgado una ley que penaliza el tráfico ilegal de personas con un mínimo de cinco años de cárcel, mientras que Australia tiene una política de seguridad fronteriza destinada a evitar que los migrantes alcancen sus costas.
Muchos de los migrantes son interceptados por la Marina australiana y llevados a la isla de Navidad, donde comienzan las gestiones para su repatriación. El Gobierno australiano dice que con esta política pretende disuadir a las mafias de tráfico de personas.