La estabilidad política y económica de dos naciones, Inglaterra y Escocia, ha estado más en juego que nunca durante la jornada del jueves 18 de septiembre. Sin embargo, nada ha podido afectar la tradicional flema británica. Los votantes han acudido en masa a los 5.579 centros de votación. Teniendo en cuenta el cúmulo de intereses y de sentimientos en juego, sorprende que los observadores del mundo entero apenas han tenido noticia de desórdenes callejeros.
Los incidentes han sido mínimos, a pesar de que Yes Scotland (Sí Escocia) ha sido acusado de prácticas intimidatorias. El líder de Better Together,Alistair Darling, fue recibido por vítores y protestas a partes iguales cuando depositó su voto en Edimburgo, pese a lo que se mostró «con mucha confianza».
«Ha sido una larga campaña, las pasiones han aflorado en las dos partes y es comprensible, puesto que estamos hablando de la decisión individual más grande que cualquiera de nosotros tomaremos en nuestra vida», aseguró el ex ministro del Tesoro.
El ministro principal, Alex Salmond, reiteró desde su circunscripción de Aberdeenshire que la de ayer jueves era la «oportunidad de una vida». Tras casi dos años de campaña, el dirigente nacionalista dijo que los dos bandos estaban al fin «en manos de la gente de Escocia y no hay un lugar más seguro en el que estar».
Respeto al resultado
En cualquier caso, tanto Yes Scotland como Better Together se comprometieron a respetar el resultado y, de hecho, el Acuerdo de Edimburgo firmado por Cameron y Salmond el 15 de octubre para autorizar el referéndum incluye una disposición especial, la Cláusula 30, para garantizar que los dos contendientes lo aceptan y trabajan por los intereses de Escocia y del resto de Reino Unido.
En Londres, por su parte, los partidos británicos mantuvieron un perfil para garantizar que todo el protagonismo se quedaba en Escocia, a pesar de que la decisión se espera con inquietud debido a las consecuencias para el conjunto de la unión.
El futuro de la unión con Inglaterra que data de 1707 dependerá de su decisión, pero los votantes pudieron acudir a las urnas con la garantía tanto del Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), como del aparato político e institucional británico de que, a partir de mañana, Edimburgo asumirá un volumen de competencias para aumentar el techo de autogobierno.
Frente a la propuesta de la separación total que propugna el SNP, los partidos de Reino Unido han prometido abrir las negociaciones, una vez conocido el resultado de hoy, para materializar una agenda de transferencia de poderes a la altura de las expectativas soberanistas.
Ronda de contactos
No en vano, el veredicto de las urnas dará paso a una ronda de contactos, bien para proceder a la constitución de un nuevo Estado, bien para estudiar las áreas susceptibles de devolución. Las concesiones ofrecidas por el arco parlamentario de Westminster permitirían aumentar la capacidad de recaudación del IRPF y otros impuestos como la tasa sobre los pasajeros de avión, o la existente sobre ganancias de capital.
Asimismo, Londres estaría dispuesto a traspasar la gestión de las prestaciones para vivienda, de la política de integración laboral y de las actuaciones en materia de Bienestar. Sin embargo, demandas como el control del petróleo continuaría en Londres, como pensiones, de Defensa o de Exteriores.