Combatientes kurdos y yihadistas seguían el domingo enfrentándose calle por calle en la ciudad siria de Kobani, tras un mes de batalla y un centenar de bombardeos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra el grupo Estado Islámico (EI).
Para apoyar a las tropas kurdas en tierra, la coalición internacional llevó a cabo tres ataques aéreos en la noche del sábado al domingo, dejando 15 muertos entre los yihadistas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los hombres del EI, grupo sunita ultrarradical que controla un arco territorial entre Siria e Irak, han sufrido numerosas pérdidas estos últimos días. Según el OSDH, 70 cadáveres de yihadistas han sido enviados a un hospital bajo control del EI en la provincia siria de Alepo (norte).
La ciudad de Kobani, convertida en símbolo de la resistencia contra el EI, se encuentra asediada por los yihadistas al sur, el este y el oeste. El EI controla la mitad de esta ciudad kurda siria, situada junto a la frontera turca.
Desde el 16 de septiembre, la ofensiva yihadista contra esta estratégica ciudad también conocida como Ain al Arab en árabe, ha provocado unos 700 muertos y más de 300.000 desplazados, en su mayoría a Turquía, precisa el OSDH, una ONG con sede en Reino Unido que dispone de una amplia red de informantes en toda Siria.
El lado norte de Kobani, junto a la frontera turca, es la única ruta de abastecimiento para los combatientes kurdos y la única salida para los civiles.
Ante la resistencia de las fuerzas kurdas y los bombardeos de la coalición -más de 100 desde finales de septiembre-, el EI envió «refuerzos en hombres, municiones y equipamientos» a Kobane desde las provincias de Alepo y Raqa, bastiones de los yihadistas en el norte de Siria, según el OSDH.
Por lo demás, el contrabando de petróleo es una de las principales fuentes de financiación para los yihadistas, que ingresarían entre 1 y 3 millones de dólares diarios por la reventa del crudo a intermediarios.
EEUU sigue bombardeando
Para ayudar en la lucha contra el EI, que declaró un califato en las zonas bajo su control en Siria y en Irak, Estados Unidos promovió una coalición internacional, que el sábado bombardeó también infraestructuras petrolíferas controladas por el EI en Siria con el objetivo de cortar esas «fuentes de financiación», según el ejército estadounidense.
En el vecino Irak, la aviación estadounidense atacó posiciones del EI cerca de Baiji (a 200 kilómetros al norte de Bagdad), donde se ubica la principal refinería del país, y alrededor de la estratégica represa de Mosul.
Mientras el ejército iraquí intenta ganar terreno a los yihadistas en Tikrit (norte de Bagdad) y en tres sectores de Ramadi (oeste), el parlamento aprobó finalmente el nombramiento del diputado sunita Jaled al Obaidi como ministro de Defensa y de Mohamed al Ghaban, del bloque chiita Badr, en Interior.
«Hoy hemos dado un paso muy positivo en Irak«, se felicitó el secretario de Estado norteamericano John Kerry, para quien estos puestos en el ejecutivo de Bagdad eran «cruciales» en el marco de la ofensiva contra los yihadistas.
Desde el lanzamiento de la ofensiva del EI en Irak el 9 de junio, el gobierno iraquí se apoya en milicias chiitas, que combaten a menudo junto al ejército. Amnistía Internacional acusó recientemente a estos grupos de cometer crímenes de guerra contra civiles sunitas.