Este mecanismo libra a las compañías europeas de los «efectos extraterritoriales de las sanciones de Estados Unidos», permite a las empresas recuperarse del daño causado por las penalizaciones y anula los efectos que las decisiones de tribunales extranjeros sobre este asunto puedan tener en la UE.
Este cláusula, sin embargo, nunca hizo falta activarla y ahora Bruselas debe adaptarla para incluir las sanciones de Washington a Teherán después de que el presidente norteamericano, Donald Trump, decidiese abandonar el acuerdo nuclear con Irán, que condicionaba el levantamiento de las sanciones al desarme nuclear del país. Se espera que pueda estar en marcha para el 6 de agosto, antes de que Estados Unidos aplique de nuevo las sanciones.
Otra de las propuestas sobre la que ha comenzado a trabajar este viernes la Comisión es la eliminación de los obstáculos para que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) pueda financiar proyectos en el país de los ayatolás. De esta forma, la UE espera conseguir un aumento de las inversiones de las empresas europeas en Irán.
Por otra parte, la Comisión quiere que la visita a Teherán del comisario de Energía y Acción por el Clima, Miguel Arias Cañete, de este fin de semana sirva como vía para restaurar la confianza y «reforzar la actual cooperación sectorial» con Irán. La UE también movilizará ayuda financiera a través de sus instrumentos de cooperación al desarrollo y asociación.
Además, Bruselas anima a los Estados miembros a realizar transferencias al Banco Central iraní para ayudar a las autoridades a recibir sus beneficios derivados del petróleo en el caso de que Estados Unidos se dirijan a compañías europeas que comercien habitualmente con Teherán.
Aunque estas propuestas han recibido el respaldo unánime de los jefes de Estados y de Gobierno de la UE, el Parlamento Europeo y el Consejo tienen un plazo de dos meses para poner objeciones a estas medidas antes de que entre en vigor.