«De alguna manera esta cumbre es histórica. Es la primera cumbre entre la UE y el mundo árabe, un socio importante», ha resumido un alto funcionario europeo para poner de relieve lo anómalo del hecho de que el bloque celebre cumbres periódicas con sus socios de África, Latinoamérica y Asia y no con sus vecinos.
A la cumbre acudirán la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno de ambas partes según las expectativas.
La confirmación de que el presidente sudanés, Omar al Bashir, requerido por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra, no acudirá a Sharm el Sheij, ha permitido la asistencia de la mayoría de los líderes europeos. «Dejamos claro que nadie de los europeos iría si iba Al Bashir», han explicado fuentes europeas.
También ha facilitado la asistencia entre la «indicación clara» de que por parte saudí encabezará la delegación el rey Salman, despejando otra de las preocupaciones del bloque por la posible participación del príncipe heredero a la corona Mohammed bin Salman, presuntamente implicado en la muerte de un periodista opositor saudí en el Consulado en Estambul.
Por parte europea, los grandes ausentes serán el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que acaba de anunciar la convocatoria de elecciones para el 28 de abril, así como el presidente galo, Emmanuel Macron, los únicos que no acudirán a Sharm el Sheij, junto con los líderes de Lituania y Letonia.
Fuentes europeas admiten que todavía está en el aire «si habrá declaración final» de la cumbre conjunta, entre otros motivos por las divergencias sobre inmigración e Irán, los dos asuntos que se anticipan más polémicos, aunque una fuente de alto nivel ha asegurado que todavía se está trabajando en el texto. Insisten en que ambos bloques mantienen posturas coincidentes en «muchas» otras cuestiones, incluido en los parámetros para resolver el conflicto en Oriente Próximo, otro de los grandes asuntos que estará sobre la mesa.
«Esperamos que haya una declaración conjunta pero la declaración comienza a existir cuando se publica», ha ironizado, al tiempo que han dejado claro que los Derechos Humanos también estarán sobre la mesa.
La UE y la Liga Árabe se acusaron mutuamente de ser el culpable de que la reunión ministerial del 4 de febrero para preparar la cumbre de Sharm el Sheij se saldara sin comunicado final, debido a las reservas de Hungría y Polonia sobre cualquier referencia al Pacto Global por la Inmigración y, en la parte árabe, por el rechazo al acuerdo nuclear iraní y el papel de Teherán en las crisis regionales.
Respecto a la inmigración, los países árabes ponen más el acento en la necesidad de promover canales para la inmigración legal y crear oportunidades de empleo y formación, especialmente para los jóvenes y de hecho ningún país de la ribera sur del Mediterráneo aceptó la polémica idea de crear centros en el norte de África para facilitar la distinción entre inmigrantes económicos y refugiados con derecho a pedir asilo, mientras que ciertos países de la UE, entre ellos Austria, República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia e Italia inciden en el control de fronteras y en la cooperación en las repatriaciones.
Las discusiones sobre las crisis regionales como Siria, incluido el papel de Irán, Yemen y Libia, se abordarán en «una sesión restringida» de líderes el lunes por la mañana, a la que le seguirá otra sesión sobre el refuerzo de la cooperación y la respuesta a desafíos globales, algo que también abordarán en el arranque de la cumbre el domingo, que terminará con una cena.
«No es una cumbre contra nadie, a diferencia de otras», ha resumido un alto funcionario europeo, en clara referencia a la reciente conferencia en Varsovia patrocinada por Estados Unidos con un fuerte mensaje anti-iraní.
A pesar de que muchos países de la Liga Árabe, con Arabia Saudí a la cabeza, cuestionan abiertamente el acuerdo nuclear iraní y el papel de Irán en la región, el bloque insiste en la necesidad de preservarlo y discutir otras cuestiones que preocupan, como el programa balístico y su intervención en los conflictos en los países vecinos.
El presidente sirio, Bashar al Assad, cuyo país aspira a regresar a la Liga Árabe, de la que fue suspendida Siria en 2011, tampoco estará en la cumbre.
El bloque europeo deja claro que compete a la Liga Árabe decidir si acepta de vuelta a Siria, aunque ve prematuro cualquier intento de normalización e insiste en que no participará en la reconstrucción del país hasta que haya una transición política creíble en el país.