Los tres cooperantes se han quedado en el país después de ser «intensamente escrutados por las agencias de seguridad alemanas», para evitar riesgos de infiltración terrorista.
Siria considera que el trabajo humanitario de esta organización es una mera tapadera de organizaciones que Damasco considera como grupos terroristas. Los Cascos Blancos niegan estas acusaciones y aseguran que son una organización neutral.
A principios de semana, el Ministerio de Exteriores jordano informó de que 279 de estos trabajadores habían abandonado el país en dirección a países occidentales como parte de un programa de reasentamiento.
El total de trabajadores y familiares asciende a 422 e irán llegando al país en las próximas dos semanas, según el Ministerio.