Ambos dirigentes han hablado por teléfono sobre esta crisis y, según una nota del Departamento de Estado norteamericano, Suu Kyi se ha comprometido a poner fin a la violencia y a permitir el regreso de los desplazados a sus hogares. La mayoría de ellos se han refugiado en zonas de Bangladesh cercanas a la frontera.
Tillerson también ha reclamado el acceso de ayuda humanitaria para los afectados por la escalada de violencia y ha pedido al Gobierno que revise «las preocupantes denuncias de abusos y violaciones de Derechos Humanos». El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha asegurado que se trata de un caso de «limpieza étnica de libro».