Los choques comenzaron tras una manifestación que reunió a cientos personas críticas con el régimen de Bashar al Assad. En el marco de estos enfrentamientos se dispararon al menos dos granadas propulsadas.
El primer ministro libio, Najib Mikati, se ha puesto en contacto con la cúpula militar para que el Ejército adopte las «medidas necesarias» que pongan fin a la violencia.
Trípoli está dominada por musulmanes suníes y, mayoritariamente, respalda la sublevación contra el Gobierno de Al Assad. Sin embargo, también reside en la capital libia una importante comunidad alauí, confesión a la que pertenece el presidente sirio.
Según testigos, las granadas fueron disparadas desde el barrio suní de Bab al Tabané hacia el alauí de Jebel Mohsen, aparentemente sin causar heridos.