La lucha antimafia en Italia continúa. Además de las redadas y detenciones, el gobierno italiano ha decidido apostar ahora por una novedosa estrategia para luchar contra la mafia: combatir la violencia dentro de sus propios hogares. El estado italiano está llevando a cabo un nuevo programa para luchar contra los grupos organizados, que consiste en separar a los hijos de mafiosos de sus padres.
Un ejemplo de esto es Riccardo Cordì, que a los 16 años, después de ser condenado por un intento de robo y de haber causado daños a un vehículo policial, fue enviado lejos de su familia, a Sicilia, para tomar parte en un programa de internado. Su padre era miembro del temido grupo »ndrangheta, y tres de sus hermanos mayores habían participado en actividades delictivas relacionadas con el grupo.
El juez que lo mandó al centro quería evitar mandarle a prisión, a donde ya había mandado a sus hermanos mayores. Durante su estancia en el programa, en el que participó hasta los 18 años, Riccardo tomó parte en las actividades del internado, y poco a poco fue cambiando de actitud. Allí, a nadie le importaba de qué familia fuera. «Los comienzos fueron difíciles», cuenta, estaba lejos de casa», pero todo comenzó a cambiar cuando empezó a trabajar con un psicólogo, que le «acompañó en el descubrimiento de una vida nueva».
Decidió que quería volver a casa, pero que quería que su vida fuera diferente. «Quería ser limpio», escribe. Trabajaba de voluntario con niños desfavorecidos, y, aunque tuvo algún amago de volver a casa, consiguió acabar su estancia en el centro. A su salida, en febrero, cuando cumplió 18 años, volvió a casa. Poco después, apenas unos meses, escribió una carta al diario italiano »Il Corriere della Sera». «Quiero una vida normal», rezaba, «esto no quiere decir que reniege de mi familia», contó, «siempre serán mis hermanos».