La decisión ha sido adoptada a raíz de una moción presentada por el senador George Akume tras la muerte de 19 personas, entre ellas dos curas, en un ataque ejecutado el martes contra una iglesia en el estado de Benue, según ha informado el diario local »Punch».
El propio Buhari condenó el ataque, que tildó de «vil y satánico», antes de expresar sus «sinceras condolencias» a las autoridades y la población del estado.
«Este último ataque contra personas inocentes es especialmente despreciable. Violar un lugar de culto y matar a curas y fieles no es sólo vil, maligno y satánico, sino claramente calculado para incitar el conflicto religioso y arrastrar a nuestras comunidades a una sangría interminable», manifestó en su comunicado.
El presidente nigeriano achacó en enero los últimos enfrentamientos por parte de pastores fulani –mayoritariamente musulmanes– y agricultores –principalmente cristianos– a la disputa por la tierra al aumento de la población en el país.
«Cuando Nigeria logró la independencia, la población del país estaba estimada en 63 millones de personas. La población hoy es de cerca de 200 millones, mientras que la tierra ni ha aumentado ni aumentará», sostuvo.
Los pastores fulani y los agricultores han protagonizado enfrentamientos durante décadas en torno a los territorios y los recursos, especialmente en el centro del país.
Nigeria cuenta con amplios pastizales en el norte del país, si bien la desertificación y los ataques de la secta islamista Boko Haram han empujado a muchos pastores hacia el sur, entrando en conflicto con los agricultores de la zona.
El estado de Benue empezó a aplicar en noviembre la ley que prohíbe el pastoreo de ganado, argumentando que la medida tiene como objetivo poner fin a los enfrentamientos mortales entre pastores y agricultores.
El gobernador del estado, Samuel Ortom, indicó entonces que los constantes enfrentamientos entre pastores y agricultores se han saldado con cientos de muertos y con miles de millones de nairas nigerianas en pérdidas económicas.