«Las cosas están peor que nunca», ha declarado Thorning-Schmidt en un panel humanitario especial celebrado este domingo durante la Conferencia de Seguridad de Múnich y en el que han participado el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer o la fiscal del Tribunal Penal Internacional, Fatou Bensouda.
«Los niños sufren más, el número de niños muertos o mutilados se ha triplicado en los últimos años. En Yemen 130 niños menores de cinco años corren peligro de morir cada día. Es la peor crisis humanitaria del mundo y se está usando como un arma de guerra», ha declarado la humanitaria, después del informe publicado esta semana por la ONG a este respecto.
«Los gobiernos», ha añadido, «tienen responsabilidad de ayudar a reconstruir las vidas de estos niños. Tenemos que devolverlos a la escuela, y dar apoyo psicológico para que se recuperen de las heridas invisibles de la guerra».
En su informe, »En guerra contra la infancia», la ONG ha alertado de que alrededor del 50 por ciento de esos 357 millones de menores viven en zonas de conflicto de alta intensidad, lo que incrementa los riesgos de asesinato, reclutamiento y violencia sexual, así como que de que se les deniegue el acceso a ayuda humanitaria y de que sus escuelas y hospitales sean objeto de ataques.
Según Save the Children, el número de niños asesinados y mutilados verificados por la ONU se ha incrementado en casi un 300 por ciento en los últimos ocho años. El aumento de los casos de denegación de acceso a ayuda humanitaria es todavía superior: un 1.500 por ciento.
La ONG ha achacado este empeoramiento «al aumento de conflictos armados urbanos, un mayor uso de armas explosivas en zonas pobladas, así como el incremento de la intensidad, duración y complejidad de los conflictos, que ha puesto a niños y civiles en primera línea de combate». Siria, Afganistán y Somalia fueron los tres países a nivel mundial donde fue más peligroso ser niño.