Londres ha advertido de las crecientes «tensiones políticas» y ha instado a «permanecer vigilantes» de cara a posibles tensiones, lo que implica también «evitar cualquier protesta o manifestación y comentar públicamente los acontecimientos políticos».
No obstante, el Ministerio de Exteriores de Reino Unido ha aclarado que la Embajada británica en Moscú «no tiene constancia de ninguna dificultad adicional para los ciudadanos británicos que viajan a Rusia en este momento».
La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha responsabilizado a Rusia por el ataque perpetrado el 4 de marzo en Salisbury contra Skripal y su hija, que se encuentran en estado crítico. Como gesto de condena, ha ordenado la expulsión de 23 diplomáticos rusos y ha cancelado cualquier encuentro de alto nivel.