Abu Qatada, considerado por los investigadores como el líder espiritual de Al Qaeda en Europa, es decir, «el Bin Laden europeo», quedará libre en unos días en el Reino Unido. Un tribunal de Londres ha ordenado su excarcelación, después de que la Corte Europea de Derechos Humanos haya denegado su deportación a Jornadia, ante las sospechas de que en ese país se cometerían torturas y abusos en el poder judicial.
La decisión de un juez de Londres, ha hecho saltar las alarmas, ya que el Ministerio del Interior británico considera a este clérigo radical «una amenaza para el país». Por eso, el Gobierno estudia acciones legales para volver a encarcelar a Qatada, que ha estado seis años y medio entre rejas
El nombre de este clérigo aparece en informes y estudios de expertos en yihadismo y redes terroristas en Europa. Se le considera «un referente ideológico y espiritual» para los terroristas, según cuenta Francesc Badía, experto en política y seguridad mundial y gerente del Centro de Estudios y Documentación de Barcelona.
En España los investigadores le relacionaron con los atentados del 11-M y con la célula que se suicidió en Leganés. Los terroristas del piso de Leganés le llamaron cuando vieron que la policía había acordonado el edificio y se disponía a detenerles. La idea era obtener su bendición de que podían volar el edificio e inmolarse. Los terroristas le llamaron a la prisión en la que estaba encarcelado. Tras dos intentos fallidos de contactar con él, volvieron a probar. A la tercera ocasión lograron hablar por teléfono con el clérigo, que dio el visto bueno al suicidio.
Instruido en las escuelas salafistas
Abu Qatada, de origen jordano, se instruyó en la red de escuelas salafistas de la Península Arábiga y adoptó el discurso yihadista y contra el imperialismo que empezaba a tener fuerza a finales de los 80. Antes de trasladarse al Reino Unido, vivió en Pakistán, siempre vinculado a corrientes radicales. En 1994 llegó a Londres, donde consigió «notoriedad», cuenta Badía, en un momento en el que surgió una corriente de clérigos radicalizados. «Encontró muchos feligreses de origen pakistaní para adoctrinar, aprovechándose de la política de garantías judiciales a las que se podía acoger como refugiado».
En el Reino Unido se le empezó a conocer por sus semores agresivos desde una mezquita de Londres. En esos discurso, el imán pedía la muerte de judíos, justificaba los ataques suicidas de extremistas islámicos y alentaba a los jóvenes a luchar a muerte por la yihad.
Las autoridades británicas le arrestaron por inmigración ilegal, aunque está reclamado en otros países por sus supuestas conexiones con redes de Al Qaeda y por ser instigador de atentados. En las viviendas de algunos autores del 11-S se encontraron cintas con los discursos «incendiarios» de este clérigo.
Los investigadores también le relacionan con redes sociales vinculadas a la delincuencia. Los profesores Javier Jordán y Fernando Mañas, de la Universidad de Granada, señalaron en un estudio que es de sobra conocido que líderes espirituales, como Abu Qatada, legitiman el tráfico de drogas y la delincuencia común si tienen como fin apoyar económicamente la lucha en nombre de la guerra santa.
Pese a la orden de excarcelación, el clérigo, padre de cinco hijos, no tendrá plena libertad. Deberá llevar un brazalete de control, estará la mayor parte del día bajo arresto domiciliario; solo podrá hacer dos salidas de una hora a lo largo del día, entre ellas, llevar a su hijo a la escuela.
«Es un escándalo judicial en el Reino Unido porque ha estado seis años en la cárcel sin cargos», señala Francesc Badía. En su opinión, la amenaza que representa su liberación no se debe al temor de que pueda organizar redes radicales, o instigar atentados. El peligro es que sigue siendo «un símbolo» del terrorismo islamista.