«El jefe del Estado participará en la ceremonia de puesta en marcha de la central térmica Balakavskaya (en Sebastopol) y, a través de una videoconferencia, de otra central térmica, Tavrícheskaya, cerca de Simferópol, así como de la subestación Port en Tamán», según un comunicado del Kremlin recogido por la agencia oficial de noticias rusa, RIA Novosti.
Rusia se anexionó Crimea en 2014, en el albor del actual conflicto en Ucrania, y en un movimiento no reconocido por la comunidad internacional. Rusia legitimó su acción a través de un referéndum de incorporación, aprobado por mayoría aplastante de la población, pero repudiado por la comunidad internacional por considerarlo una consecuencia de una acción ilegal por parte de Rusia, que ocupaba militarmente el territorio.
Ahora, y durante su estancia en Sebastopol, el mandatario ruso visitará Malájov Kurgán, el complejo conmemorativo de la defensa de esta ciudad durante la guerra de Crimea, de 1854 a 1855, y en el período de la resistencia a las tropas nazis, de 1941 a 1944.
El pasado mes de noviembre, durante una breve visita de Putin a Crimea, el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, le acusó de cometer una «brutal violación del Derecho Internacional».
«Quiero enfatizar, y quiero que nos escuchen en Rusia, que Crimea no pasará a ser rusa con estas visitas. Crimea es Ucrania. Lo ha sido y siempre lo será», ha aseverado, según un comunicado difundido por el Ministerio de Exteriores ucraniano.
Para Poroshenko, la presencia de Putin en la península sirve solo para evidenciar su total desprecio por el Derecho Internacional. «Y por eso la comunidad internacional ha impuesto sanciones a Rusia», ha apostillado.