La Primavera Árabe incendió parte de Oriente Medio y África con esperanzas y anhelo de democracia. Las redes sociales difundieron y organizaron la indignación y las expectativas de cambio. La situación hacía presagiar el comienzo de una nueva era.
La indignación fue caldo de cultivo para el islamismo más radical, que se propagó por varios países musulmanes a través de las distintas facciones y milicias yihadistas.
La presencia de los radicales en estos territorios es hoy una de la mayores amenazas para Occidente y la propia población civil, que son los que más sufren su intransigencia y ansias de violencia.
No se trata de una confrontación entre suníes y chiítas o entre rebeldes y Gobierno: es un nuevo juego geopolítico de cuyo resultado depende quién va a controlar el Levante, o África, quién sabe hasta dónde llegarán. Los islamistas tienen intención de expandirse y de imponer su ley en cada territorio que controlen.
Estado Islámico ya desveló su plan de expansión que abarca varios países y varios años de combate. Oriente Medio, incluyendo Israel, India, Indonesia y la parte norte de África, en el punto de mira.
Cada país, cada conflicto, tiene una situación y unas causas distintas, en ocasiones, es difícil establecer similitudes. Lo que sí queda claro es que el mundo vive hoy, una vez más, los horrores de la guerra, del extremismo religioso y el olvido de los derechos humanos.
Hacemos un repaso, a grandes rasgos, de los principales países, tanto de Oriente Medio como de África, donde el avance yihadista está acabando con la población civil.
Irak
El Estado Irakí diseñado por los estadounidenses se desintegra.
El país vuelve a vivir una situación que recuerda mucho a la de la guerra civil de 2006 y 2007. Las fuerzas yihadistas se han apoderado de provincias de importancia estratégica, incluyendo refinerías de petróleo y la segunda ciudad del país, Mosul.
Una parte considerable de la población civil, tanto cristianos como musulmanes, vive el drama del refugiado. Sin electriciad, comida ni cuidados, sobrevivien atrapados por los bombardeos y el miedo.
El Ejército irakí no puede hacerle frente al Estado Islámico y depende de las organizaciones internacionales la subsistencia de su población.
Las milicias suníes del Estado Islámico siguen consolidando su territorio a las puertas de Bagdad, mientras que los partidos políticos iraquíes no se ponen de acuerdo sobre quién sustituirá al primer ministro, el chií Nuri al Maliki, para dejar de lado las divisiones sectarias que amenazan la unidad del país.
Siria
El conflicto estuvo influenciado por las revoluciones de la Primavera Árabe. Comenzó cuando parte de la población se alzó para pedir más libertades, democracia y derechos humanos. La respuesta violenta por parte del Gobierno de Bashar-Al Asad no se hizo esperar y así comenzo una guerra civil que se ha cobrado ya más de 15.000 vidas en los 3 años de conflicto.
En ciudades como Homs o Alepo no queda más que desolación y son prueba del poder de destrucción de la guerra.
La oposición, el Ejército Libre de Siria, sostiene que el Gobierno es violento sanguinario y corrupto, y que el pueblo sirio se ha levantado contra él. Bashar Al-Asad, aún en el cargo, asegura que el conflicto no es una guerra del pueblo contra el presidente, sino del estado de Siria contra el terrorismo.
Los yihadistas de Estado Islámico, enemigos del Estado sirio, también se han infiltrado en Siria y controlan gran parte del territorio.
Por el momento, el presidente sirio está aprovechando las divisiones entre las milicias opositoras para ganar terreno después de tres años de guerra en los que ha contado con el apoyo de Irán y Rusia.
La guerra siria no acapara titulares estos días y tiene el peligro de convertirse en un conflicto olvidado por la opinión y la indignación pública.
Líbano
Desde el estallido del conflcito en la vecina Siria, han aumentado los atentados, secuestros y enfrentamientos armados en Líbano. Pero su situación es, por hoy, de relativa estabilidad.
Este domingo, brigadas leales al Estado Islámico amenazaron con «quemar Líbano» si la Policía no cambia sus tácticas.
El emir del grupo yihadista aseguró que pueden convertir «el emirato del Líbano en un escombro de hierro y fuego en cuestión de horas en caso de que algunos de sus miembros sean atacados por las fuerzas de seguridad».
Gaza
Vuelven los misiles, las muertes, los llantos y la carencia de actuación de la comunidad internacional a Gaza.
Desde que las Fuerzas de Defensa de Israel comenzasen operaciones militares el 8 de julio en la Franja de Gaza, han muerto más de 1.000 personas, en su mayoría civiles, incluyendo mujeres y niños.
El objetivo del Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es el de atacar a Hamás, la organización que gobierna la Franja, y terminar con los ataques de misiles a Israel a través de túneles subterráneos.
Israel culpó a Hamás del secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes y así comenzó este nuevo capítulo del conflicto.
Pese a reconocer el derecho de Israel a defenderse de los cohetes lanzados por el movimiento islamista palestino Hamás, Obama se ha mostrado contrariado ante el gran número de víctimas civiles que está causando la operación militar israelí «Margen Protector» en Gaza.
Cada día los medios hablan del número de víctimas civiles, del infanticio, de los objetivos de los misiles israelíes, de la desproporción del conflicto, de los métodos de Hamás hacia su propia población, de las treguas y sus rupturas, etc. Muchas noticias y poca respuesta internacional, que condena, pero deja que la masacre continúe.
Libia
Otra de las frustraciones en las aspiraciones de democracia y estabilidad de Obama es Libia.
Libia vivió una guerra civil en 2011, que enfrentó al Gobierno de Muamar el Gadafi contra sus opositores, motivados por el contexto histórico de la Primavera Árabe.
Tras los más de ocho meses que duró la guerra, la dictadura fue derrocada y Gadafi, asesinado. El conflicto terminó, pero dejó un país casi en ruinas y una grave crisis humanitaria con enormes grupos de desplazados nacionales y extranjeros.
En 2012, se produjo el asalto al consulado estadounidense en Bengasi, una ciudad al este de Libia. Los convates provocaron la muerte de varias personas, entre ellas el embajador estadounidense.
Recientemente, Libia volvió a protagonizar noticias tras los choques intermitentes de grupos armados, despuéss de que el general Hafter, al mando de un gran número de milicianos, declarara la guerra a los islamistas de Bengasi, a las que causa de estar detrás de la ola de asesinatos que asola la ciudad.
Nigeria
Nigeria es otro de los países que atraen la atención en este momento. Ni de lejos es el único país africano de la zona inmerso en el conflicto islamista. Otros, como Malí o Somalia, también viven una situación dramática.
En Nigeria el conflicto islamista entró en una espiral de violencia en 2009, provocando más de 3.600 muertes en menos de tres años.
Este año el país ha sufrido un nuevo auge de la violencia. Se calcula que más de 2.000 civiles ya han muerto a manos de la organización yihadista Boko Haram.
En abril de este año los terroristas secuestraron a 276 chicas de la ciudad de Chibok. La indignación internacional fue latente, sobre todo en las redes sociales, pero las chicas siguen sin aparecer y muchas ya podrían haber sido vendidas como esclavas o podrían haber muerto.
La amenaza de Boko Haram crece en el oeste africano, por lo que Nigeria, Camerún, Chad y Níger han decidio crear una fuerza conjunta de casi 3.000 soldados para acabar con el islamismo radical en el territorio.