Hace cinco años el presidente Barack Obama declaró ante un auditorio de más de 20.000 personas que el mundo debía terminar con las armas nucleares. En aquel momento, el mundo aplaudió la decisión y destacó la capacidad conciliadora del presidente estadounidense.
Ahora, el periódico estadounidense “The New York Times” afirma que a lo largo de los próximos 30 años EEUU intenta invertir, según las estimaciones preliminares, entre 900.000 millones y 1,1 billones de dólares en la modernización de sus capacidades nucleares. El programa comprende, entre otras medidas, la compra de 12 nuevos submarinos, 100 bombarderos y 400 misiles lanzados desde tierra, indica “Tages Anzeiger”.
¿Qué está detrás de esta decisión?
El primero motivos es la seguridad. En medio de la inestabilidad que predomina en Oriente Medio, el presidente estadounidense aboga por armarse al considerar que puede peligrar la seguridad de su país.
Por otro lado, se trata de un motivo disuasorio. Tal y como explica la BBC en un artículo, “las armas nucleares tienen una naturaleza disuasoria y por tanto no pueden entenderse sin lo que hagan los otros países que también las producen.”
El problema es que el tema del desarme ha perdido un poco de ímpetu en los últimos años, mientras que las amenazas percibidas contra Estados Unidos se han incrementado, así como las tensiones con poderes nucleares como Rusia.
Según el experto de la Universidad de Harvard, Matthew Bunn, si se quiere obtener apoyo político para avanzar en la reducción de armas, hay que demostrar seriedad a la hora de mantener esa fuerza disuasiva mientras sea necesaria. En declaraciones a este canal, aseguró que «Obama nunca estuvo interesado en un desarme unilateral y Rusia no está interesado en reducir (su arsenal) aun más en este momento, así que esto presenta un problema serio».